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Este jueves, relato: Propuesta alocada
Acudió a su llamada
y aceptó el reto. Se trataba pues de escribir y, de eso, Marta tenía alguna idea. Eligió el comienzo, la ilustración y se
enfrentó al blanco de la pantalla.
En pocos minutos había enlazado, más o menos, trescientas
palabras. Una historia desarrollada con minuciosidad, con imaginación, con documentación
y un poco de sal en el estilo.
Publicó la entrada que acompañó con la foto correspondiente. Buscó en etiquetas un genérico para facilitar su búsqueda y encontró
uno adecuado, «Relatos»; y otro, «Los jueves, Relato» y un tercero más
específico, «Retos».
Marta mimaba sus textos; pequeñas obras de arte colgadas en las
paredes de un museo intangible. Iluminadas con la sombra de una luna que le
daba la espalda y expuestas hasta un amanecer que estaba por inventar. Tecleó Enter y publicó su historia. Dejó pasar
la noche, que compartió entre sábanas consigo misma.
A la mañana siguiente, con la taza de café en la mano, conectó
su Mac y abrió su página: www.marta-unsólocorazón.blogspot.com.
Releyó su entrada una y otra vez, le gustó, se gustó; intentó imaginar que
efecto causaría en los anónimos lectores, desvió la mirada ansiosa más abajo
buscando posibles opiniones y comprobó: 0
comentarios. «Es un poco pronto». Se dijo.
A la noche, después de un día ausente de casa, repitió la
operación, buscó correos y leyó de nuevo su historia, descubrió matices que le
agradaron y algún giro narrativo que podía mejorar, la mirada le huyó unas líneas
más abajo y comprobó: 0 comentarios «¿Qué
pasa, nadie me lee?» Repitió preocupada.
Lo mismo sucedió al día siguiente: 0 comentarios «¿A nadie le interesan mis cuentos?» Se preguntó
dolida. Ensimismada y con la vista perdida en el fondo de la pantalla,
oyó una voz que le decía: «Querida Marta, no te apenes por no tener comentarios,
escribe para ti y disfruta como lo haces, leyéndote. No es cierto que los Blogs
se alimenten de los comentarios, estos, tan sólo alimentan alguna vanidad perdida;
una excusa para los que dan más importancia a la cantidad que a la calidad. Hay
que escribir. Escribir e inundar el espacio interestelar de vocales y consonantes
entrelazadas como si de poemas cósmicos se tratara».
La voz desapareció entre letras y, Marta, de nuevo, quedó sola. Solo
ese comentario latía con ella —ni más, ni menos—.
Que razón tienes, es cierto que los comentarios alegran las entradas, pero es todo relativo, hay blogueros que escriben de maravilla con su prosa o versos y tan solo por el hecho de escribir y no tiene comentarios pero ello no quiere decir que lo suyo no sea válido y bueno ..lo mejor de escribir es para ti mismo con el corazón , con el alma y lleno de ilusión ..Un abrazo y me gusto mucho tu entrada .
ResponderEliminarEste comentario que añado a continuación es el de Mağ [Mağade Qamar] que yo, en un torpe movimiento y sin querer, he borrado. Lo transcribo de nuevo al tiempo que pido disculpas: «Recuerdo cuando yo empecé a escribir. Nadie me leía. Tampoco pensaba en ello porque me hice raíz en una frase de Machado: Aquello que no se comparte, se pierde... Algo así creo. E hice como tu Marta y también me hice la misma pregunta, y casi a colación de lo que dice Campi en su comentario. El tener más comentarios no significa que tu trabajo carezca de valor literario, sino que por algún motivo queda colgado ahí, pero lo más importante es que lo hemos hecho, lo hemos logrado, y seguimos disfrutando de nuestras letras.
ResponderEliminarMuy bello tu texto, de verdad.
Un beso enorme».
No es la primera vez que me pasa a mí también. No hay problema.
EliminarUn beso -) y gracias.
Alfredo has reflejado los inicios de cualquier bloguera que comienza a escribir, al principio los comentarios no aparecen y te planteas toda clase de interrogantes, hasta que te das cuenta que cada cual escribe para sí mismo y porque lo necesita, independiente de que se produzca o no ese comentario mágico que Le aparece a la. Maarta de ru relato.
ResponderEliminarUna brillante manera de ayudar a los que empiezan y reafirmar a los que llevamos un tiempo leyéndote..
Un abrazo.
Tienes mucha razón, lo bueno es escribir para uno mismo y compartirlo. La cantidad de comentarios no importa, sino la calidad de los mismos. Esos que muestran que han leido con atención tu texto y no aquellos que alaban tu ego sin más.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué bien nos has retratado a todos, Alfredo! Y es que csda quien alguna vez ha sentido esas cosas, placer y satisfacción por algun escrito propio, y cierta soledad o incomprensión por no encontrar reflejado en otro nuestra satisfacción por algo que escribimos. Buena conclusión final, por supuesto. Un abrazo
ResponderEliminarMuy sabía la voz que le aconsejó escribir y leer por y para ella. Me he sentido identificada en alguna ocasión por Marta.
ResponderEliminarMagnífico y cierto el enfoque de tu relato que me ha tenido, como siempre, pegado a tus letras. Un beso fuerte.
ResponderEliminarEn realidad así se empieza descubriendo este mundo bloguero escribiendo por uno mismo, y después compartiendo hacia los demás, cuando van llegando comentarios, pero siempre escribiendo para uno mismo, no importa el número de comentarios, lo importante es ser feliz escribiendo.
ResponderEliminarBesos.
Qué importante mensaje el que nos dejas, Alfredo. Al principio siempre hay "cero comentarios", pero cuando se sigue escribiendo post poco a poco va llegando más gente, se llenan las páginas... Quizás no es tanto vanidad, sino alegría por compartir letras ;)
ResponderEliminarUn besazo