Cuentos de andar por casa: Amigalario
Jardiel Poncela, en un
divertimento literario, se recreó sobre el papel de los tipos que nos
encontramos a lo largo de nuestra vida y que de una u otra forma tienen o
pretender tener cierto ascendiente sobre nuestra existencia.
Con un término que bautizamos
como Amigalario, Poncela lo inició
con la definición del «Amigo Póliza» que por graciosa, ocurrente y real me ha
llevado a hurgar en la hemeroteca articularia hasta encontrar alguna que otra
perla digna de comentar:
Amigo Brújula: Es el amigo
del que más nos fiamos, con inexplicable ceguera leemos el libro que nos
recomienda, la película que nos aconseja o las rebajas a las que debemos
acudir, sin darnos cuenta que siempre es nuestra pereza y no su inteligencia la
que nos hace decidir.
Amigo Visa: Es impensable
salir a la calle sin este amigo, es el acompañante
inevitable, mudo, no dice nada, solo está por si acaso, pero que nunca te
lo dejas en casa porque si no ligas ya sabes a quien echarle inconscientemente
la culpa.
Amigo Piel de Plátano:
Este es el amigo con el que siempre resbalas cuando te cruzas con él, confundes
su nombre, te interesas por su madre que falleció hace no sé cuánto, y sufres, porque
aunque no lo parezca le tienes aprecio, ¡ah! y nunca recuerdas dónde lo
conociste.
Amigo Helado de Fresa: Te
confiesa con exagerada frecuencia sus declaraciones de amistad, a veces
inoportunas y sofocantes y siempre con un sonrojo que a la vista de su sudor le
derrite por dentro, en verano cuando lo buscas sólo encuentras un charquito en
el suelo.
Amigo Escupidera: Sólo
sirve para ser el destino de nuestras más viles acciones, escupes sobre el:
traumas, decepciones, arrebatos, impotencias, en fin..., faena tiene cuando
llega a su casa.
Amigo Montaña: Es esa
persona a la que nosotros, manifiestamente débiles, atribuimos gran fortaleza
moral y física, pedimos ayuda constantemente, sablazos y demás
cuelgues coyunturales.
Amigote: Este es el amigo
de cualquier tipo desde el punto de vista del cónyuge, sobre él recaen todas
las sospechas y faltas de las que solo uno es el causante, siempre es bueno que
haya niños y amigotes.
Amigo Boomerang: Es aquel
que nunca sabes de ordinario donde está, ni siquiera si todavía lo tienes como
amigo, pero que cuando te descuidas vuelve a darte en las narices, pidiéndote
que le saques una vez más las castañas del fuego.
Amigo Obispo: Este, sí que
parece un buen amigo, bendice todo lo que haces o dices, le pareces maravilloso
y siempre te da la razón, te perdona tus faltas con una palmadita en la espalda
y un «no te preocupes, eso pasa en las mejores familias».
Amigo Mar: Variante interesante
de la amistad, siempre está ahí, tú te vas de vacaciones, de trabajo o a la
cárcel y siempre te espera, a pesar de tu ausencia pierdes toda sensación de
culpabilidad, funciona sin tu permiso y al margen de que estés o no, él sigue
haciendo sus cosas.
Amigo Bufanda: el que te
acompaña, te da abrigo, pero que siempre interrumpe, te tapa la boca y no te
deja hablar, hay que esperar a su ausencia para poder expresarte con libertad,
pero eres tan torpe que siempre que lo haces te resfrías.
No os fieis, ved si en
vuestro entorno habéis alimentado a algunos de estos curiosos tipos y
perdonaros la debilidad.
Fuente (en bruto): Relaciones Personales. Suplemento de El
País
Una curiosa entrada además que si nos ponemos a pensar más de uno amigo con esos nombres que nos has dejado tenemos a nuestro alrededor ..Gracias y siempre es bueno siger nota de ello .
ResponderEliminarAbrazos.
jajajaja, qué bien descritos están...
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