Cuentos de andar por casa: La silla se va de viaje.



La silla se va de viaje.
Es la pequeña y es su primer viaje. Yo, su madre, la mecedora, no lo tengo nada claro, pero su padre, el sillón, dice que ya es mayor, que tiene que espabilar y ver mundo.
Parece que fue ayer cuando Tomás, nuestro carpintero de cabecera me dijo: «María, vas a tener una silla». Salió del revés: primero las cuatro patitas, luego el asiento, cuadrado y horizontal y por fin un respaldo abarrotado de barrotes. Recién nacida olía a roble fresco
De niña sentía la emoción de los primeros descubrimientos. Aquel culito blanco que acariciaba, escurriendo, las tiernas nalgas sobre su resbaladizo cuerpo; hasta que alguien decidió que había que tapizar el asiento con loneta de colores. Aquella base, cuadrada y horizontal, que iba creciendo en altura, con almohadones superpuestos, tal y como se hacía mayor, Carmencita.
Siempre fue transparente. Su mirada limpia, a través de los barrotes torneados, encontraba el límite en la prolongación hacia el suelo de las cuatro patas sobre las que se sostenía.
Hoy, unos cuantos barnizados después, va de viaje al bosque de la vida. Paseará entre robles nobles, hayas en sayas, pinos pinosos y abetos coquetos; tomará el sol a través de ese hueco por donde el sol regatea a las sabinas y, vestida de boda, lucirá enaguas de agua, capa de cenicienta y lazos de seda que sortearán, caprichosamente, los barrotes de lado a lado.
Es Julio, la niña ya es mujer.

Comentarios

  1. Pués me gusta también a mí hacer hablar los objetos!y esta silla puede dar mucho de sí..

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  2. Precioso ese diálogo con un objeto inanimado pero que tiene más razón que un santo ..me gusto mucho el cuento espero seguir leyendo muchos más ..
    Un abrazo .

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  3. Emotiva la personificación de esa silla tan entrañable.

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