Este jueves, relato: "Virus"
Cándido, con una mirada disimulada barre al resto de los
pacientes con los que comparte espera. Es un recorrido de periscopio, lento,
observador, a un solo nivel. Él es el capitán y ellos los buques enemigos. Es
discreto, no se hace ver y valora sus posibilidades. Cuenta mentalmente los que
supone que van delante de él, y los odia por eso.
A veces la mirada se cruza y la curiosidad es recíproca. No deja
de ser un oponente más. Cándido está deseando que por los altavoces suene su
nombre antes que el de los demás, tal vez el médico se equivoque y se salte
alguno.
A los pocos minutos, la escena se repite, toma conciencia de la
situación y piensa que ese enemigo no lo es tal, sólo un aliado de la desgracia,
una fuente de información con la que no desea establecer más vínculos que los
necesarios. Sólo comparte con ellos la propiedad de ese maldito virus que lo
tiene aterrado.
Mira ahora de otra forma, no le importa esperar; el silencio lo ha unido a esos desconocidos con los que sin querer comparte el miedo.
Es triste sentir impotencia por no poder solucionar algo y sólo queda esperar y ser fuertes ante lo que venga, un excelente relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Compartir el miedo: una valiosa forma de vincularse, de sentir al otro como semejante.
ResponderEliminarIntenso tu relato.
Un abrazo!
Tu protagonista dio una solución a su miedo: compartirlo y pensar que mal de muchos... ¿había que unirse!
ResponderEliminarAbrazos
Es el terror que invade el cerebro cuando sabes que algún virus grave y mortal ha invadido tu cuerpo. Ni siquiera la solidaridad parece dar consuelo.
ResponderEliminarDesolador Alfredo, pero muy bueno.
Un abrazo.
El miedo casi es peor que la misma enfermedad. No saber lo que te espera te puede hacer enloquecer,
ResponderEliminarUn abrazo
Se mastica el miedo, si, la impotencia de saberse uno mas...o uno menos.
ResponderEliminarUn beso
En circunstancias como estas, el pensar tomo otro rumbo. Uno más razonable, más lógico, ya que el camino a la muerte es el mismo a tomar sin distinciones. Un relato muy conmovedor, y bien logrado.
ResponderEliminarSaludos
Compartir el miedo iguala un poco a todo el mundo o al menos ayuda a entender y a tener más empatía con los demás.
ResponderEliminarTodos unidos por la misma desgracia y el mismo dolor que solamente ellos saben como llevarlo.
ResponderEliminarUn relato excelente, y una escena que me hizo recordar la sala de espera del servicio de infectología del hospital donde trabajo. Tantas miradas opacadas por el miedo y la incertidumbre.
Un beso!
La enfermedad homogeneiza en actitudes y comportamientos, también el miedo.Un besote y gracias por participar
ResponderEliminarEse miedo compartido es tan entendible, tan humano...todos sentimos igual, aun creyendonos distintos.
ResponderEliminarBesos.
sencillamente, me quito el sombrero. pero así, como suena. y no te lo grabo por que...por que no sé qué demonios le pasa a mi camarita, bue..a la cámara del p.c.
ResponderEliminarmedio beso.