Este jueves, relato: "Robos"
“Robar o no
robar…” He ahí la cuestión.
En la madurez,
la pasión revive con las mismas dudas con las que ya temblábamos en la juventud.
El corazón está
ahí, al alcance de la mano, sólo hay que alargarla y robarlo. Parece frívolo
y lo es; esa pasión por lo ajeno es nuestra aliada, pero también es un
sentimiento muy tramposo.
Al primer
corazón robado, le acompaña una virginidad que justifica la exaltación, y a
esta virginidad rota (porque se rompe), ya saturada se la adereza con nuevas joyas
por sustraer. Y de nuevo es el robo de otros corazones el reto de nuestra
incontrolada actividad. Es un juego de
muchos, de unos contra otros; por lo que no estamos exentos de padecer el
despiadado robo del nuestro, por descuideros ladrones de voluntades.
En la madurez,
la pasión ha girado sobre sí misma y resucita de nuevo. Aquel gesto multicolor
es ahora una paleta de vivos grises, y sin embargo sigue siendo pasión. Han
pasado años y el robo tiene más alevosía y nocturnidad. El corazón es más
frágil, el sentimiento más tibio, el estremecimiento menos electrizante y, peligroso
el riesgo por venganza.
Debe estar en la esencia humana ser un ladrón del tipo que cuentas. Abrazos, amigo.
ResponderEliminarEstá bien. Pero tiene un riesgo, el de que sea robado el propio corazón. Un riesgo que se aceptará, seguramente.
ResponderEliminarEs una confesión en toda regla, voy a tener que llevarte detenido :) así que vete buscando un buen abogado porque de esta no te salvas.
ResponderEliminarUn beso
De esos robos nadie nos escapamos igual que tampoco estamos libres de no haber sido ladrones en muchas ocasiones.
ResponderEliminarReza un dicho: ladrón que roba a ladrón tiene cien años de perdón.
ResponderEliminarHay quienes roban bancos y otros corazones, siendo el último inevitable y sin ley para juzgarle. Me encanto tu relato. =)
Saludos
Todos fuimos víctimas de estos robos, y también he de reconocer he sido ladrona. Pero es un precio a pagar por eso que llamamos pasión, amor, necesidad de ser mirados y mimados.
ResponderEliminarMuy original y bien llevado este relato que deja pensando.
Un abrazo.
Si robar voluntades,corazones y pasiones, fuera un delito yo creo que estariamos todos presos y durmi
ResponderEliminarendo en chirona desde mucho tiempo atrás. Me ha gustado mucho tu relato , Un abrazo.
El robo de corazones no respeta tiempos ni edad, sexos ni urgencias, experiencias ni aprendizajes. Por suerte y por desgracia, no se ajusta a ley ni derecho.
ResponderEliminar=)
Ese juego de seducción hasta alcanzar ser dueño del corazón deseado, no entiende de edades, quién gusta de sentir estas emociones, las busca siempre. Es lo que hay.
ResponderEliminarBesos.
Dos refranes me vienen a la mente: El que a hierro mata a hierro muere. Y Más sabe el diablo por viejo que por diablo....
ResponderEliminarYa se que sabes de un buen abogado por si acaso...
Siempre disfruto leyendote, no es novedad, pero es bueno recordartelo, no?
besos
Que romántico por diosssss! Me gusta esa paleta de vivos grises...yo tambien tengo un arco iris caprichoso de grises.
ResponderEliminarUn beso
En esto de los robos del corazón a veces se gana, a veces se pierde, pero siempre se aprende y se disfruta. Buen texto. Por cierto, gracias por tu comentario en mi aportación de este jueves, la verdad es que anima y motiva. ;-) un beso.
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