Mirando al cielo… ¿Dormido o resfriado? Érase una semana que no tenía jueves. Me preguntaba por qué, pero no sabía responder. Algún error en la impresión del calendario había dejado las semanas del mes y las del resto del año sin el día del medio, el jueves. No me lo podía creer, una y otra vez repasaba las hojas, perplejo, asombrado, incrédulo y, contando con los dedos, señalaba: Uno, dos, tres, cinco, seis y siete, pero el cuatro no estaba. Del miércoles pasaba al viernes, dejando un sospechoso olor a vacío inexplicable y, por qué no, alarmante, más propio de un mágico maleficio que de un error tipográfico. El miércoles por la noche, a las 12:00 sonó la última campanada del reloj de pared que cantaba las horas y contaba los días, y la temida bienvenida al primer minuto del viernes no se hizo esperar. ¿Dónde estaba el jueves? ¿Cómo se había perdido? Hasta llegué a dudar si... ¿Habría existido alguna vez? Tal era mi preocupación, ansiedad y desconcierto que exigí una explic...