Los domingos... Limpieza general: Mascagni. (Aireando viejos relatos)
Los Corleone mueren con Mascagni de fondo.
He visto por enésima vez, la tercera entrega de “El Padrino” y por enésima vez he deseado inconscientemente que llegaran las escenas finales del desenlace en el teatro Massimo de Palermo, justo donde el veterano Carmine Coppola recoge en minutos concentrados la esencia de la Opera de Pietro Mascagni: Cavallería Rusticana dentro de un paquete de temas sicilianos, una tarantela y una mazurka, claras melodías folklóricas que ambientan las estancia de Michael en Sicilia.
Un día, Pietro Mascagni, puso el ojo sobre una página de la revista Il Teatro Illustrato en la que se daba la noticia de la tercera convocatoria de un concurso de óperas de corta duración, promovido por la Editorial Sanzogno y dirigido a jóvenes compositores con un premio en dinero y la inmediata puesta en escena de las que lograran los tres primeros lugares. El plazo de entrega estaba cercano y el tiempo escaseaba.
El compositor buscó con ansiedad un punto de partida y fue un antiguo compañero de colegio, Giovanni Targioni-Tozzetti, quien le propuso el argumento de Cavallería Rusticana, una obra teatral ambientada en Sicilia y centrada en una historia de celos que culminaba en un duelo mortal. Para adelantar el trabajo, le escribían el libreto a trozos y se los enviaban por carta, algunas veces incluso en tarjetas postales. Mascagni componía la música a medida que el texto le llegaba. Sin embargo, en el último instante, cuando ya la obra estaba acabada, el compositor se desanimó, convencido de que nunca ganaría el concurso. Según algún historiador, fue su mujer la que envió a escondidas la partitura de Cavallería Rusticana al jurado.
El compositor buscó con ansiedad un punto de partida y fue un antiguo compañero de colegio, Giovanni Targioni-Tozzetti, quien le propuso el argumento de Cavallería Rusticana, una obra teatral ambientada en Sicilia y centrada en una historia de celos que culminaba en un duelo mortal. Para adelantar el trabajo, le escribían el libreto a trozos y se los enviaban por carta, algunas veces incluso en tarjetas postales. Mascagni componía la música a medida que el texto le llegaba. Sin embargo, en el último instante, cuando ya la obra estaba acabada, el compositor se desanimó, convencido de que nunca ganaría el concurso. Según algún historiador, fue su mujer la que envió a escondidas la partitura de Cavallería Rusticana al jurado.
Vídeo subido por Kolatián.
¿Te quieres creer que aún no he visto ninguna peli de la serie?
ResponderEliminarLa escena de las escalinatas fue lo que más me impacto de la saga y eso que muchas escenas eran fuertes.
ResponderEliminarCariños…