...Sábados de Mercedes, tema libre (y tan libre)
En un lugar del Véneto, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho que vivía un joven, tonto y afortunado del que de cierto, poco se sabía, ensimismado y soñador, por lo que los más de los ratos se daba a leer relatos de Amor, alejándose en esta suerte de toda acción, refriegas, juegos y curiosidades sobre el comportamiento habitual de hombres y bestias.
Es pues, de saber que de esta forma, Romeo de Quijano, que así se llamaba, modeló en su mente el sueño que la prosa almacenada en su cabeza había dibujado en forma de hermosa dama.
El joven, sembró su casa con perlas impresas de lomo acartonado que hablaban de enamoramientos, desengaños, dichas y desdichas, requiebros e incluso cartas donde la razón de la sinrazón se empequeñecía ante la visión de su Diosa de humo.
Así, dejado en sus pensamientos se le veía mañana tras mañana, a veces en franca ventaja compitiendo melancólico con el rocío del amanecer y otras añadiendo a las nubes, sus nubes de suspiros.
El joven tonto y afortunado, heredero de familia de rango y poder, crecía ajeno al renovar de viejos odios apasionados con sus vecinos de enfrente, familia rival, también de similar rango y poder.
Al atardecer, en su mirador, abandonado en la mística contemplación del lento deambular de carros y carretas, una imagen le sobresaltó electrificado (aunque él obviamente, desconocía el término) ¿que y quien? era esa visión de su sueño en forma de hermoso aliento en sedoso cuerpo y escondida alma que la bondad le había puesto a los pies de su balconada, bajó presuroso y abordo a su sueño, su sangre se alteró en sus entrañas y su voluntad quiso que satisfacer la de ella fuera posible, a partir de ese instante, su única señora; la de sus más escondidos pensamientos, su amada Dulcinea.
En esto, y en un suspirar, los faunos y silvanos acompañantes de la enamorada ninfa, reconocieron al entrometido enemigo y prometieron venganza que llevarían a cabo con la complicidad de la noche, los conflictos heredados, mancharían con sangre ajena un Amor que había nacido de sus propios odios.
Tenía el joven tonto y afortunado, en su casa un mozo de campo y plaza que pasaba de los cuarenta, Mercurio de nombre y de apellido Panza, que lo armaba y le ensillaba su rocín, orondo como pocos y sabio como ninguno y a pesar de ello no sospechaba que sería el blanco del arbitrario castigo; El Fauno mató a Mercurio y Romeo lo vengó matando al Fauno.
El drama estaba servido y la tragedia por consumarse, Dulcinea abatida y desconcertada por el destierro de su amante el joven caballero de triste figura, tonto y en esta ocasión menos afortunado, decide consultar con su confesor y este conviene en ofrecerle una droga que la someterá a un intenso coma durante dos horas y cuarenta minutos.
Es pues, de saber que de esta forma, Romeo de Quijano, que así se llamaba, modeló en su mente el sueño que la prosa almacenada en su cabeza había dibujado en forma de hermosa dama.
El joven, sembró su casa con perlas impresas de lomo acartonado que hablaban de enamoramientos, desengaños, dichas y desdichas, requiebros e incluso cartas donde la razón de la sinrazón se empequeñecía ante la visión de su Diosa de humo.
Así, dejado en sus pensamientos se le veía mañana tras mañana, a veces en franca ventaja compitiendo melancólico con el rocío del amanecer y otras añadiendo a las nubes, sus nubes de suspiros.
El joven tonto y afortunado, heredero de familia de rango y poder, crecía ajeno al renovar de viejos odios apasionados con sus vecinos de enfrente, familia rival, también de similar rango y poder.
Al atardecer, en su mirador, abandonado en la mística contemplación del lento deambular de carros y carretas, una imagen le sobresaltó electrificado (aunque él obviamente, desconocía el término) ¿que y quien? era esa visión de su sueño en forma de hermoso aliento en sedoso cuerpo y escondida alma que la bondad le había puesto a los pies de su balconada, bajó presuroso y abordo a su sueño, su sangre se alteró en sus entrañas y su voluntad quiso que satisfacer la de ella fuera posible, a partir de ese instante, su única señora; la de sus más escondidos pensamientos, su amada Dulcinea.
En esto, y en un suspirar, los faunos y silvanos acompañantes de la enamorada ninfa, reconocieron al entrometido enemigo y prometieron venganza que llevarían a cabo con la complicidad de la noche, los conflictos heredados, mancharían con sangre ajena un Amor que había nacido de sus propios odios.
Tenía el joven tonto y afortunado, en su casa un mozo de campo y plaza que pasaba de los cuarenta, Mercurio de nombre y de apellido Panza, que lo armaba y le ensillaba su rocín, orondo como pocos y sabio como ninguno y a pesar de ello no sospechaba que sería el blanco del arbitrario castigo; El Fauno mató a Mercurio y Romeo lo vengó matando al Fauno.
El drama estaba servido y la tragedia por consumarse, Dulcinea abatida y desconcertada por el destierro de su amante el joven caballero de triste figura, tonto y en esta ocasión menos afortunado, decide consultar con su confesor y este conviene en ofrecerle una droga que la someterá a un intenso coma durante dos horas y cuarenta minutos.
En su presencia, creyendo que su amada está muerta, Romeo procede a compartir parte de la droga que él cree veneno.
Al despertar del coma inducido, Dulcinea se encuentra con su amado tendido a su lado, lamentando el cruel resultado de su simulación, pero después de una segunda valoración del escenario, reconoce en las manos de Romeo el frasco del cura, que tan sólo lo mantiene aparentemente muerto durante dos horas y cuarenta minutos.
"Nunca ha habido una historia de Amor más..., más..., más... que ésta, la de Dulcinea y su Romeo.."
Gracias a D. Guillermo y a D. Miguel, sin sus historias, este divertimento no habría sido posible.
Al despertar del coma inducido, Dulcinea se encuentra con su amado tendido a su lado, lamentando el cruel resultado de su simulación, pero después de una segunda valoración del escenario, reconoce en las manos de Romeo el frasco del cura, que tan sólo lo mantiene aparentemente muerto durante dos horas y cuarenta minutos.
"Nunca ha habido una historia de Amor más..., más..., más... que ésta, la de Dulcinea y su Romeo.."
Gracias a D. Guillermo y a D. Miguel, sin sus historias, este divertimento no habría sido posible.
Mas relatos en "El árbol de Ardilla Roja"
Las tuyas historias muy sugerentes.Me encanta leerte.
ResponderEliminarDicen uds. "es un subidón" y eso te digo: este relato es un subidón También dicen_"es una pasada", pues eso: este cuento es una pasada. Espero no hacer lio con los dichos, jajaja.
ResponderEliminarLa verdad amigo, que Ud. se supera cada sábado (porque últimamente no postea muy seguido cosa que lamento). Tanto Don Guillermo como Don Miguel, si lo leen (no se si tienen computadora) lo van a disfrutar muchísimo, y quizá se digan: pero si yo lo podría haber escrito así!!!
Gracias por la música, que es otro buen regalo que nos haces.
Espero me devuelvas la visita. Los elogios, no, son todos tuyos y te los mereces. Un besote,
Buen mix jajaja! Unir a Guillermo y Miguel no debe ser tarea fácil. Creo que a los dos les gustaría leer este texto. Quizas lo estén haciendo en este mismo momento ;)
ResponderEliminarun abrazo
Eres increible, Alfredo.
ResponderEliminar¿Como has podido fundir en una dos historias y dos personajes tan diferentes?
Eso solo lo puede hacer una persona con una imaginación como la tuya, de la que ya nos has dado sobradas muestras.
Me encantan tus relatos.
Ya te lo había dicho, pero te lo digo una vez más, espero no resultar pesada por reiterativa.
Un beso de Dulcinea y otro de Julieta.
Permiso, primero para tutearte, luego para ver tu blog, y luego para leer tu cuento fantástico, y ahora para comentarlo.No te enojas? bien, yo con mi cuento de abuelos extravagantes y tu con una obra literaria, no hay con que darle, que lo tuyo supera la imaginación,y nos divierte por momentos, y nos engancha en la historia tan bien dicha, hombre.Te felicito.Te mando un beso tambien, que no me pongo ni un poquito así de colorada.
ResponderEliminarjajajajaa siempre que te leo digo lo mismo: Impresionante.
ResponderEliminarPero es que me dejas boquiabierta y con cara de haba.
Genial. Te felicito. Es un placer leerte
Gracias Alfredo.
Impresionante lo que ha salido de la mezcla de dos historias diferentes
ResponderEliminarMe ha gustado mucho
Un saludo de Mar
Así como el que no quiere, te metes en el papel unos cuantos personajes, los mezclas, les buscas un entorno, unas formas de ser y Ala! una historia magnifica!!!! Como el que no quiere la cosa....
ResponderEliminarHijo te ha salido "bordao", "pintao".
Me ha encantado.
Un besito.
jejje todo un delirio y muy original texto! me encantó!
ResponderEliminarun saludo de sábado literario!
Hola Alfredo: Has hecho un trabajo sensacional. ¡Que imaginación! Me alegro de coincidir contigo en el bus de los Sábados de Mercedes. Es un placer leerte.
ResponderEliminarUn abrazo.
Maat
Bonita y divertida mezcla de dos historias magníficas.
ResponderEliminarUn saludo
Original y muy bien escrita. un abrazo. milagros
ResponderEliminarSorprendente y divertida parada del bus. Te felicito!
ResponderEliminarQue imaginacion,y que buena tecnica esta de unir dos relatos clasicos, con un resultado magistral... muy divertido el relato y muy bien utilizadas las tecnicas narrativas
ResponderEliminarUn cocktail fantástico el tuyo. He disfrutado de lo lindo con esta historia tan peculiar. :)
ResponderEliminarUn saludo
Bueno, te voy a dar una medallita, porque me disfrutado muchísimo leyendo este texto. ¡Qué bien, qué bien, qué currado, qué acertado!
ResponderEliminarLo del franco me ha encantado
y sin quererlo me ha salido un pareado...xD
Sin duda, de los mejores sábados que llevo leído, si el que el Quijote da para mucho,
y0 c0mienz0 c0m0 habl0...lechessss¡...
ResponderEliminary a c0ntinuaci0n te dig0 que cuand0 t0man la dr0ga me has transp0rtad0 al penultim0 libr0 quelei..del aut0r n0 te dig0, de el titul0 si: alamut.
alli las dr0gas eran para visitar el parais0 islamic0 en vida y para hacer muyaidines y...
a es0 me has transp0rtad0...ya se que na que ver c0n l0 que has escrrit0.per0 a es0 me has transp0rtad0.
gracias.
Y a mí, que me recuerda algo, no sé, no estoy muy seguro, pero parece como si molinos de viento subiesen balcones o caballos cantasen en verso a los yelmos, en fin; un lío con tantas imágenes y recuerdos.
ResponderEliminarSaludos muy merecidos
A mi los revueltos me encantan, los haces tuyos y luego puedes jugar a lo que quieras.
ResponderEliminarFelicidades!
Desde los mares de Extremadura...un abrazo.