Este jueves, relato. Historias de Playa.
La larga y sofocante noche, me obligaba a protegerme con el cuerpo desnudo, buscando el vacío de la ventana que abierta daba al jardín. Suplicaba por una ligera brisa que aliviase mi bochorno, y resignado por la infinita soledad, mi contemplación de la nada se eternizaba. Intenté reflexionar en profundidad pero mi estrategia de vencer el pegajoso calor con raras elucubraciones no dio resultado. Parecía como si las ideas bailasen desintegradas en busca de un orden imposible de alcanzar a esa elevada temperatura. El hastío se hizo dueño de la perezosa situación. Pasaban los minutos y mis paseos por la habitación se atropellaban a golpes de abanico. Amanecía por fin, y como había deseado con desesperada pasión sonó el timbre de la puerta… -¿Eres tú, Juan? -¡Sí, soy yo…! ¿Estás preparado? -Llevo toda la noche preparado… un segundo, cojo la toalla y la sombrilla, y ¡nos vamos! Más historias playeras en el Blog de San