Este jueves, relato. Historias de Playa.
La larga y
sofocante noche, me obligaba a protegerme con el cuerpo desnudo, buscando el
vacío de la ventana que abierta daba al jardín. Suplicaba por una ligera brisa
que aliviase mi bochorno, y resignado por la infinita soledad, mi contemplación
de la nada se eternizaba.
Intenté
reflexionar en profundidad pero mi estrategia de vencer el pegajoso calor con
raras elucubraciones no dio resultado. Parecía como si las ideas bailasen
desintegradas en busca de un orden imposible de alcanzar a esa elevada
temperatura. El hastío se hizo dueño de la perezosa situación. Pasaban los
minutos y mis paseos por la habitación se atropellaban a golpes de abanico.
Amanecía por
fin, y como había deseado con desesperada pasión sonó el timbre de la puerta…
-¿Eres tú,
Juan?
-¡Sí, soy yo…!
¿Estás preparado?
-Llevo toda la
noche preparado… un segundo, cojo la toalla y la sombrilla, y ¡nos vamos!
La ansiedad de la noche esperando el tan ansiado baño.
ResponderEliminarJusto así se siente cuando las noches de mi tierrra alcanzarn los muchos grados que alcanza, pero... aquí no hay playa.
ResponderEliminarGracias Alfredo por llegar hasta mi orilla.
Besos.
Valla que sude leyendo tu relato! Fue una noche muy calurosa, y la agonía de ese ansiado chapuzón en las frías aguas del mar fue una tortura. Me encanto el final.
ResponderEliminarSaludos
No se si la playa podria quitar ese calor acumulado...
ResponderEliminarUn abrazo.
Es que el calor es terrible y si se suda más. Un remojón es lo mejor que hay.
ResponderEliminarMuy real
Un abrazo
Eso es lo que se llama impaciencia jeje
ResponderEliminarSe juntó el calor bochornoso de la noche con la inquietud del hombre. Menos mal que siempre amanece.
ResponderEliminarUn beso.
Y a dormir en la playa bajo la sombra de una sombrilla. ¡Que gustazo de eso después de una noche de insomnio producido por un sofocante calor!
ResponderEliminarUn saludo
ibso
"como había deseado con desesperada pasión sonó el timbre de la puerta…"
ResponderEliminarLlega por fin ese momento, sea día, noche, playa o el mundo entero.
Eso es lo que me ha llevado a pensar, tu intenso relato
Con descripciones precisas e intencionadas nos pones en atmósfera (viene bien por aquí, que hace un poquito de frío....)
besos
Pues no sé si se van de noche a la playa a dormir encima de la toalla o ha coger sitio cerca de la orilla antes de que lleguen todos en tropel...
ResponderEliminarDivino timbre... :)))
Un beso de cuatro.
Inesperado. Me ha gustado el giro del final, así como la bien lograda la narrativa del principio. El magnetismo de la playa no es más grande que esas noches interminables de bochorno.
ResponderEliminarUn beso.
Sofocante noche , como las de aquí. Siento el bochorno de tu relato ... Abrazos
ResponderEliminarPues me imaginaba a mi en una des las muchas noches tórridas con las que nos deleita el verano por estos lares y ademas me ha recordado a los matrimonios que veo cuando salgo a caminar por la playa muy temprano que apenas sale el sol pinchan la sombrilla para que nadie les quite el sitio. Muy bueno. Un beso
ResponderEliminarCuando la calor aprieta.... ni el sueño de los mortales se respeta. Algo sabemos de esas noches de insomnio y sábanas empapadas por estos lares y sin el consuelo de una playa donde mitigarla.
ResponderEliminarUn abrazo.
hay una cosa que te quiero decir y que es importante para mí...etec...esa cosa es que no hay nada para combatir el calor de la noche como una casa de pueblo y de adobe...qué de playas ni leches en vinagre¡¡¡
ResponderEliminarmedio beso.