...cuadrado vital
Me descubrí en este cuadrado. Me miro en él y me veo, espontáneamente perfilado, aparentemente hermético, dentro y fuera. I naccesible pero vacío para recibir y alojar en su interior todo lo que venga, ordenándolo, racionalizándolo, apurando y aprovechando los milímetros de una superficie que adivino. Acerco el carro de mi vida y vuelco: emociones, pasiones, traiciones, gente y mas gente que empuja y codea por situarse bien, otros, los menos, seres queridos a los que no quiero perder de vista y amigos que sólo desean estar aunque sea en cuclillas en una de las cuatro esquinas de esos cuatro ángulos imperfectos, que se ensanchan poco a poco hasta parecer reventar. Pero desconozco su altura (si la tiene) ¿largo por ancho, por alto? De nuevo otro carro esta vez con kilos de textos, enciclopedias, libretas, lápices, gomas (de borrar y de las otras) billetes de avión arrugados por el miedo, la factura húmeda de un hotel de Venecia, una impagable colección de vinilos, pelotas,