...ambos, dos
Esto que sigue a continuación, creo que es de una película... o de varias. No sé, hace ya mucho tiempo y tengo muy mala memoria.
Ellos dos, no se conocían, apenas habían intercambiado alguna mirada en la distancia. Apenas algún susurrante hola o adiós en la proximidad.
Aquella lluviosa mañana al coincidir como otras tantas a la entrada del parvulario cruzaron de nuevo sus formales saludos:
Aquella lluviosa mañana al coincidir como otras tantas a la entrada del parvulario cruzaron de nuevo sus formales saludos:
-Buenos días.
El director del Centro les había emplazado junto a otros padres a una informal y rápida reunión para plantear no sé qué cosa relacionada con la ropa de los niños.
Al salir, la lluvia arreciaba, la mañana se oscureció y el viento dificultaba los movimientos sobre la encharcada acera.
Al salir, la lluvia arreciaba, la mañana se oscureció y el viento dificultaba los movimientos sobre la encharcada acera.
Ella, caminando con cautela inició el viaje de vuelta a casa. A los pocos metros una voz que ya le era familiar y desde el interior de un Cadillac blanco le invitó a ahorrarse algún que otro patinazo de previsibles consecuencias; en circunstancias normales se lo habría pensado, pero la lluvia le empapaba su ropa hasta límites insoportables.
A aquella, le siguieron 14 mañanas de miradas detenidas y cómplices saludos. La 15 les sorprendió en la cafetería de enfrente con unos zumos y croissant con mermelada de frambuesa.
-Y tú, ¿a que te dedicas?
-Soy piloto de coches.
Ante la reacción gestual de ella que no supo ubicar, intentó explicar que sobre todo, no era una profesión de locos, sino todo lo contrario, metódica, calculada, de reacciones controladas y maduras: S
-Si para ganar una carrera debes entrar en una curva a 200 y lo haces a 199, la pierdes, A 201 te sales.
-¿Y tú? háblame de ti.
Ella cambió el gesto, detuvo el tiempo y con mueca de resignación comenzó a contar:
-He ido creciendo, he ido ganando y perdiendo, y a veces creo que me dejaron sola, cuando todos me ven tan rodeada. Me siento tan útil, porque siempre soy muy necesitada, pero sin embargo estoy sola al momento de compartir, de discernir, de disfrutar. ¡Qué pálida! cuando tengo tanto humor que reparto como la violetera, sin cobrar y sin pedir. Cuando siembro miles de palabras de consuelo a los que ocasionalmente pasan por mi lado, siempre de paso, bueno, quizá no tenga explicación y sea otro pecado más, que aquí se hace, y aquí se paga. Pero si por ahí me ves, apriétame la mano con fuerza, quédate un rato compartiendo un café, quizá alguna sonrisa te regale y te las cuelgues en la boca, y algún cosquilleo logre que te recorra el cuerpo, aunque dure un instante, una chispa, un relámpago, y después, nada más.
El piloto de coches se estremeció, forzó una sonrisa y tomó partido:
-No debo tomar café, pero venga esa taza, un día es un día, bien merece la pena ese instante, el del cosquilleo y el de la sonrisa. A propósito, tú nunca estarás sola, puede parecértelo pero no, a los demás nos cuesta exteriorizar el agradecimiento, nos comemos nuestras emociones, pero para los que están a tu alrededor estoy seguro que no pasas desapercibida,
A aquella, le siguieron 14 mañanas de miradas detenidas y cómplices saludos. La 15 les sorprendió en la cafetería de enfrente con unos zumos y croissant con mermelada de frambuesa.
-Y tú, ¿a que te dedicas?
-Soy piloto de coches.
Ante la reacción gestual de ella que no supo ubicar, intentó explicar que sobre todo, no era una profesión de locos, sino todo lo contrario, metódica, calculada, de reacciones controladas y maduras: S
-Si para ganar una carrera debes entrar en una curva a 200 y lo haces a 199, la pierdes, A 201 te sales.
-¿Y tú? háblame de ti.
Ella cambió el gesto, detuvo el tiempo y con mueca de resignación comenzó a contar:
-He ido creciendo, he ido ganando y perdiendo, y a veces creo que me dejaron sola, cuando todos me ven tan rodeada. Me siento tan útil, porque siempre soy muy necesitada, pero sin embargo estoy sola al momento de compartir, de discernir, de disfrutar. ¡Qué pálida! cuando tengo tanto humor que reparto como la violetera, sin cobrar y sin pedir. Cuando siembro miles de palabras de consuelo a los que ocasionalmente pasan por mi lado, siempre de paso, bueno, quizá no tenga explicación y sea otro pecado más, que aquí se hace, y aquí se paga. Pero si por ahí me ves, apriétame la mano con fuerza, quédate un rato compartiendo un café, quizá alguna sonrisa te regale y te las cuelgues en la boca, y algún cosquilleo logre que te recorra el cuerpo, aunque dure un instante, una chispa, un relámpago, y después, nada más.
El piloto de coches se estremeció, forzó una sonrisa y tomó partido:
-No debo tomar café, pero venga esa taza, un día es un día, bien merece la pena ese instante, el del cosquilleo y el de la sonrisa. A propósito, tú nunca estarás sola, puede parecértelo pero no, a los demás nos cuesta exteriorizar el agradecimiento, nos comemos nuestras emociones, pero para los que están a tu alrededor estoy seguro que no pasas desapercibida,
-Juraría que me conoces, -le contestó ella- dijiste lo que deseaba oír. De verdad eres piloto de coches? que apasionante, algún día te pediré que me lleves contigo, ... Me gustará seguir viéndote, y ten en cuenta que según el color del día será el tono que le dé a mi conversación: si llueve, seguramente estaré bromista, y si hay sol... tal vez me ponga gris para compensar. Además de todo esto, soy abogado, eso sí, de causas perdidas.
Me parece recordar una escena en la que él junto a ella, se adentran con su Cadillac blanco en las calles del barrio marginal en el que vive un cliente, al que ha de comunicarle los detalles de un acuerdo con la policía, el fondo musical empieza con los primeros acordes apagados y distantes de Cançao do Mar, la secuencia te envuelve en un gran plano casi aéreo y el tema de Dulce Pontes paulatinamente se hace mas y más sentido... ¡Sublime!
Se hizo tarde y de nuevo se vieron sorprendidos, esta vez por la noche, se sentían unidos, se estrenaban con roces intencionados, espontáneos pero deseados y de nuevo delante de unas copas, eludiendo, temiendo, sincerándose como escudo para evitar lo que ambos estaban deseando,
Me parece recordar una escena en la que él junto a ella, se adentran con su Cadillac blanco en las calles del barrio marginal en el que vive un cliente, al que ha de comunicarle los detalles de un acuerdo con la policía, el fondo musical empieza con los primeros acordes apagados y distantes de Cançao do Mar, la secuencia te envuelve en un gran plano casi aéreo y el tema de Dulce Pontes paulatinamente se hace mas y más sentido... ¡Sublime!
Se hizo tarde y de nuevo se vieron sorprendidos, esta vez por la noche, se sentían unidos, se estrenaban con roces intencionados, espontáneos pero deseados y de nuevo delante de unas copas, eludiendo, temiendo, sincerándose como escudo para evitar lo que ambos estaban deseando,
ella elucubró:
-Vivo y contemplo el tiempo pasar, miro mi vida, esta vida que me tocó como un largo y tortuoso camino. Mi pobre corazón, lastimado solloza un canto triste de amor. El cisne muere, es el último acto. Déjame que contemple tu cara, para llevarme ese recuerdo al país del “nuncamássesufreporamor”.
Aunque. tampoco más se vive, cuando no es por amor.
El, tardó en reaccionar, normalmente se retiraba más pronto, ya era tarde y habían repetido de copas, comedido, inalterable, sin perder la compostura le contestó:
-Muy triste amiga, pero es tu derecho, casi una obligación intentarlo para dar una nueva oportunidad a Ícaro, hay otros países de "nuncamassesufreporamor" pero están en este, así que amiga, no te alejes demasiado.
Ella, jugaba a lo mismo pero de diferente forma, impetuosa, quinceañera, alocada, le cogió la mano y se la llevó a los labios y le susurro:
-El día que amarte duela más que ser feliz,me iré...
En la Gramola del Bar sonó una canción:
-Vivo y contemplo el tiempo pasar, miro mi vida, esta vida que me tocó como un largo y tortuoso camino. Mi pobre corazón, lastimado solloza un canto triste de amor. El cisne muere, es el último acto. Déjame que contemple tu cara, para llevarme ese recuerdo al país del “nuncamássesufreporamor”.
Aunque. tampoco más se vive, cuando no es por amor.
El, tardó en reaccionar, normalmente se retiraba más pronto, ya era tarde y habían repetido de copas, comedido, inalterable, sin perder la compostura le contestó:
-Muy triste amiga, pero es tu derecho, casi una obligación intentarlo para dar una nueva oportunidad a Ícaro, hay otros países de "nuncamassesufreporamor" pero están en este, así que amiga, no te alejes demasiado.
Ella, jugaba a lo mismo pero de diferente forma, impetuosa, quinceañera, alocada, le cogió la mano y se la llevó a los labios y le susurro:
-El día que amarte duela más que ser feliz,me iré...
En la Gramola del Bar sonó una canción:
“Hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo, ...es que no te has dado cuenta de lo mucho que me cuesta ser tu amigo”
Él, dejo caer su cabeza sobre el hombro de ella, el pausado ritmo del tema de Calamaro atenazó todos sus sentidos y quedó absorto, magnetizado por lo áspero y sugerente de su texto, los giros sobre si mismos eran interminables, casi inexistentes, el contacto de su mejilla tímidamente poblada por una barba de dos días y tres noches con la suave curva de su cuello, el de ella, le transportaban a un estado de paz sobrenatural... eran un solo cuerpo que estaba a punto de perder la cabeza.
Él, dejo caer su cabeza sobre el hombro de ella, el pausado ritmo del tema de Calamaro atenazó todos sus sentidos y quedó absorto, magnetizado por lo áspero y sugerente de su texto, los giros sobre si mismos eran interminables, casi inexistentes, el contacto de su mejilla tímidamente poblada por una barba de dos días y tres noches con la suave curva de su cuello, el de ella, le transportaban a un estado de paz sobrenatural... eran un solo cuerpo que estaba a punto de perder la cabeza.
Querido amigo, tu blog cada vez mas lindo...si me permite, le agregaré a mis favoritos.
ResponderEliminarEstá de acuerdo?
Un abrazo grande y gracias siempre por pasar por casa.
Solo para informarle que ya está dentro de la lista de amigos que gusto leer.
ResponderEliminarGracias y un abrazo.
Agradecido,
ResponderEliminar...pero ya se le adelantó la Sta "Buscandolunas",
¿ha visto mayor eficacia y rapidez?
Creo que la contrataré como secretaria.
un abrazo
Cuando él dejó caer la cabeza en la curva cálida y suave de su cuello, supo al instante que era allí dónde quería vivir el resto de sus días. Con salidas por las periferias de sus relieves, descansando en los huecos de sus costillas y reptando por la geografía de su piel que cambia de color según amanece el día.
ResponderEliminarIngenioso la estructura del relato y esa música de la gramola sonando de fondo… Tardes de cine, cuando el tiempo no tenía tanta prisa por pasar de largo.
Dos mejor que uno, fue un conocido eslogan que le va a tu relato como un anillo de compromiso hecho con la anilla de una lata de refresco.
Besos.
...tardes de Domingo en blanco y negro,
ResponderEliminar...tardes de roces y penitencias, de tiempo dilatado y consumido con voracidad inconsciente.
...lo de la lata, también nos hubiera valido, pero entonces la "zarzaparrilla" se servía en botella de cristal con tapon de "gometes"
Un abrazo
me gusta el estilo con que resuelve estas situaciones. Sigo disfrutandolo. un beso
ResponderEliminarbuscandolunas:
ResponderEliminar...me hace feliz, espero seguir ganándome su atención y que siga disfrutando.
Un Beso
Un texto impecable Alfredo. Una historia de amor sin intención, una encuentro fortuito, un final...lo que cada cual quiera aportar.
ResponderEliminarUn abrazo. (Soy San, blogger hoy no me reconoce)