Cuentos de andar por casa: La boda



La boda
Aurora se preguntaba cómo había llegado hasta ese punto. Una situación para la que no había una explicación lógica. Todo parecía normal, pero la realidad sería muy distinta y detrás de aquel regalo envenenado envuelto en papel de celofán le llovieron las dudas. «¿Es acaso la obstinación una imposición?» «¿Lo es la ceguera, la ambición, los intereses, el patrimonio…?» Siguió preguntándose en voz baja.
Cerró los ojos, e intentó justificarse a sí misma. Ambos podrían jugar un buen partido, sólo había que programar, ordenar y poner en marcha los medios que justificaran el fin. Las palabras jugaban a disfrazar los significados: Cuando decías futuro, estabas diciendo presente. Cuando decías compañero, estabas diciendo vínculo. Cuando decías tener o dar, estabas diciendo intercambio. Cuando decías amor, estabas diciendo querer.
Le atrajo la película en la que se representaban sus brillantes protagonistas, un guion adaptado en el que la primera escena les deslumbraría para luego desnudarles a traición delante de su espectador más exigente: la vida.
Al abrir los ojos, vio que sólo había abierto los del cuerpo, y sintió que era una más en la antesala del purgatorio cuando lo que quería ver con los ojos del alma era la puerta de cielo, pero para ella era demasiado tarde. «¡Aurora!» Reclamó su atención, Miguel «¡es tu turno!».
Aurora abrió su purgatorio y con voz tímida sentencio: «¡Sí… quiero!»


Comentarios

  1. Hola Alfredo, este cuento de andar por casa, ya no es tan corriente pero si hubo una época que las bodas eran por un interese social , comercial o como quieras llamarlo ..
    Una buena puesta en escena ..
    Un abrazo y muy feliz tarde.

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  2. Ese sí es tan potente que tu protagonista se lo estaba pensando muy bien... pero dijo sí! jajaja
    Muy original
    Bss

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