Este jueves, relato: Negra noche, negra
Que negra es la noche. Frente al teclado de letras blancas las yemas de mis dedos reposan inquietas sin saber que hacer, por donde empezar. Necesito una frase; un artículo determinado; un pronombre personal o un nombre común, una idea, un pellizco que me estremezca. Que negra es la noche. Que sombría tu ausencia. Levanto la mirada y busco, en un largo travelling, esa imagen que me despierte de mi letargo. Veo con avidez fotos y objetos y les grito que me cuenten sus sueños, sus vivencias, hoy no es su noche, ni la mía, me detengo en la ventana y llueve. Que negra es la noche. Solo un «La» para entonar. Se mezclan y me confunden los «Mis», los «Re» y los «Fa». Suena la música, negra. Ella y yo solos en la madrugada. Que negra es la noche, y amanece. Los primeros brillos de un sol que todavía no despunta, el cristal se empaña y las gotas de lluvia resbalan en un surco, negro, interminable. Miro su foto. ¡Qué niña, qué porte! Descalzos sus pies y vestida su mirada, leo