Me acuerdo de ti, cuando me veo en sepia, perdidamente perdido. Esa adolescencia sin principio ni fin, eterna a nuestros ojos, inconsciente e irrelevante, con una sola prioridad, ser, estar y llenar todo aquel vacío de irresponsables protagonismos. A ños de vanidades, de soberbia y de cobardías disfrazadas, años de mirar por encima del hombro y abrirse paso a empujones entre los inferiores, (que dicho sea de paso, resultaban ser menos inferiores que tu). U na prepotencia grotesca e injustificada, sólo para lucir cual gallo de pelea, la cresta más variopinta y artificialmente erecta. Años de vagos y equivocados objetivos, falsos como la falsa moneda. De presumir cuanto más mejor, de seducir o intentar engañar, ...soy el más fuerte, el más impertinente, el más rápido, aunque no soporte, ni razone, ni mueva nada. Quieto, paralizado, ni siquiera me echo un pulso a mi mismo, ...lo perdería. Me acuerdo de ti, cuando me veo en sepia, huyendo, escondiéndome, bajo los efectos ...