Este jueves, relato: "Silencio y Vino"
Mudo, sordo,
ciego, muerto… me siento cuando las palabras oprimidas no fluyen. Cuando las
oraciones montan del revés. Nada soy sin voz, nada. Desterrada mi prosa y
exiliadas mis rimas en un silencio trabado, obligado. Es entonces cuando el
corazón de los sonidos deja de latir y duerme.
Después, en plena agonía, un grito contenido
trepa por la sombra de la ignorancia y un nuevo silencio libre nace del
silencio cautivo. Me oigo, vocalizo, y mi verso alumbra destellos callados que
nacen fraseando siseos entre dientes. Es
el silencio que decide por si mismo seguir siendo silencio…
¡Vaya mierda de vino que he bebido!
Caprichosa inspiración que somete... eso sí, si ayuda un vino de cartón entonces el soliloquio reflexiona y atenta contra ese silencio obligado al que hay que poner en su sitio...
ResponderEliminarGracias por estar!!
Besos
Son solamente una pausa, silencios pasajeros que ya liberarán su grito, cuando ellos quieran y no cuando nosotros los busquemos.
ResponderEliminarUn abrazo!
Jajajaja que bueno! yo ahi concentrada en el relato, viendo a ver de que silencio hablas, el de las musas cuando no quieren dictarte, el de la opresión, el del astío y leo la última frase y me parto de la risa, jajaja, me encanta tu sentido del humor, creo que lo más complicado de este mundo es hacer reir!, y hasta eso dominas, reverencias, aplausos y todo lo que haga falta para tu relato! miles de besossssssssssssss
ResponderEliminarUn texto muy conseguido. Con un final que te sorprende, tuve que releerlo para darme cuenta. pero es verdad que cuando lo ves, se te escapa una sonrisa.
ResponderEliminarChapó¡¡¡¡¡¡¡¡
Un abrazo.
Como siempre consigues sacarme un OH!!! de exclamoación. Porque tus textos me encantan y són diferentes, son muy buenos. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarme encantó tu poema. Le sacaría el comentario final :P
ResponderEliminarA diferencia de Rochies, me encantó ese final sorpresivo, inesperado, le da un giro que me ha sacado una franca sonrisa!
ResponderEliminar=D
Me gusta el final, jeje. Buen giro. ;-)
ResponderEliminarEl final, buenísimo. A veces no se habla por no pecar, y en este cagso, es malo.
ResponderEliminarUn abrazo
No esperaba ese final, me encanta.
ResponderEliminarUn beso.
Ja-ja-já. Ingenioso giro final. Abrazos.
ResponderEliminarYa hay de esos ya... empiezan con cuatro copas y acaban lloriqueando el "Ay, mísero de mí...".
ResponderEliminarBeso de cuatro
Jeje! Suele suceder... y bueno, que salga lo que tenga que salir, siseos mediante... o que no salga nada!
ResponderEliminarMe gusta cuando sorprendes con esos finales inesperados, sobre todo, si se remontan en una sonrisa.
Muy ingenioso!
Besos!
Gaby*
Una borrachera tannnn poética que dan ganas de ensayar. Quizás mañana pruebe.
ResponderEliminarUn besazo
No se yo si se fue de paseo la inspiración, o esas copitas de buen vino, fueron las culpables. Arrancas tan desesperado que al llegar al final no queda otra que sonreir. Buena borrachera esta de silencios que sisean tan buenas palabras.
ResponderEliminarBesos.
jjajaja una borrachera filosófica debe ser mortal. Me encantó. Un beso
ResponderEliminarTal parece que el vino es una buena llave para conseguir abrir la puerta de la desinhibición y también aquella donde las musas duermen. Muchos poetas malditos han conseguido lo mejor de su producción literaria bajo efluvios etíilicos. No sé si un vino de mierda es capaz de hacerlo, pero no me extrañaría.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.