Cuentos de andar por casa: Belleza adulta
Belleza adulta Cuando la pasión regresa es fácil reconocerla. Es algo más que un sentimiento al que ponerle cara. Algo más que una afirmación que reubicar o que un premio que toca a destiempo. Es la razón que en el orden establecido nos obliga a navegar en la tempestad cuando la gris y densa calma es la dueña de nuestro sin vivir. Esa pasión, que se parece en forma y color a aquella que creció por primera vez, y que sembró de exaltaciones nuestra juventud. Hoy, irrumpe ferozmente, con prisa… la misma de entonces, y se acomoda a empujones, rompiendo las resistencias formales de la que sin duda es la última etapa de nuestra vida. Esta belleza madura, saturada en su día por diversas razones, declara abiertamente la guerra y despierta, porque una vez se durmió, y resucita, porque una vez murió. Y como un estremecimiento, siembra vértigos e ilusiones. Ya no miramos hacia atrás, hemos encontrado la pasión perdida y nos sentimos los reyes del mundo. De nuevo esa virgin