Este jueves, relato: "Silencio y Vino"
Mudo, sordo, ciego, muerto… me siento cuando las palabras oprimidas no fluyen. Cuando las oraciones montan del revés. Nada soy sin voz, nada. Desterrada mi prosa y exiliadas mis rimas en un silencio trabado, obligado. Es entonces cuando el corazón de los sonidos deja de latir y duerme. Después, en plena agonía, un grito contenido trepa por la sombra de la ignorancia y un nuevo silencio libre nace del silencio cautivo. Me oigo, vocalizo, y mi verso alumbra destellos callados que nacen fraseando siseos entre dientes. Es el silencio que decide por si mismo seguir siendo silencio… ¡Vaya mierda de vino que he bebido! Más silencios a gritos... con Matices