Este jueves, relato. Patios
“El Patio de mi casa es particular, cuando llueve se moja como los demás…” En eso estaban las mellizas, cuando Alex irrumpió dando pelotazos a diestro y siniestro. Los pollos y las gallinas huyeron en busca de un lugar seguro. Los conejos, atónitos y molestos se refugiaron en la conejera. Tan sólo “Chocolate” quedó quieta, enfrentada al perturbador. No iba a consentir ninguna revolución en el Patio. Alex tomó posesión del espacio, midió con la mirada e imaginó la portería entre la maceta de geranios y el botijo que al fresco, colgaba de un alambre. Dio un paso atrás y chutó con todas sus fuerzas, la pelota se coló por el lateral del botijo, rozando el pitorro que acabó rompiéndose. Chocolate, -la cabra blanca con nubes marrones- se percató de lo grave de la situación y de su responsabilidad de mantener el orden en aquel patio florido. Saltó sobre sus patas traseras e impactó con sus diminutos cuernos en el trasero de Alex, al que derribó tumbándolo de plano sobre el pletó