Este jueves, relato. El Pozo de los Deseos
La moneda, en contra de lo habitual quedó de canto. Ni la más perceptible brisa consiguió ladearla haciéndole perder su verticalidad. Las reglas del juego impedían ejercer cualquier acción sobre ella. Ni tocar, ni soplar, ni airear para forzar su caída. Bajo la sospecha de parcialidad cualquiera de estos actos habría alterado y manipulado el futuro inmediato. ¿Qué pasa cuando los deseos, quedan yermos ante el capricho de unas inexpresivas cara y cruz? Violeta, era la de la cara… Marlen, la de la cruz. Ambas se sentían perdidas ante el imprevisto desenlace que hacía peligrar el deseo deseado. Sólo el azar, descubriría un lado de la moneda, que ahora se mostraba quieta e insolente. El destino quiso que un colibrí aleteara junto a ella y esta se inclinara hacia un lado, dejando desnuda la imagen del Premio. Nunca, pasar 24 horas con George Clooney, había creado tantas expectativas. Más deseos en el pozo de San