Este jueves, relato. ¡SORPRESA!
La noticia, la dieron en el telediario de la noche. L a Iglesia se resentía a través de grietas como esta, que dejaban al descubierto sus disfrazadas miserias. Sor Angélica de la Dulce Pasión, madre superiora de la Orden de las Marianas del Octavo Día, había sido acusada de prevaricación y malversación de fondos. En un primer registro judicial, la documentación encontrada era comprometida y reveladora de la cada vez menos supuesta corrupción, perpetrada por la dirección de la citada congregación mariana. Subvenciones desviadas, gastos extraordinarios en partidas sin justificar y un cuantioso movimiento de caja B, hacían pensar que las finanzas, de las que la Priora era responsable, habían sobrepasado los límites legalmente permitidos. El caos y los rumores alimentaban los mentideros socio-religiosos. En pocas horas el escándalo, confirmado, le explotaría en pleno hábito. Era fácil imaginar el titular, con el que abrirían mañana los diarios nacionales: "SOR