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Mostrando las entradas etiquetadas como relatos

La leona herida

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Deambulo por la sabana, perdida, herida y abandonada. La tierra ya no huele a mí. No me acostumbro a caminar viendo alejarse los lomos de mis iguales. Mis fuerzas está mermadas, casi desaparecidas y me cuesta seguir el rastro. No sé qué me espera, de momento sombras e indefensión. He perdido los encantos para encantar y con él el instinto  para acertar en la encrucijada de ese presente –ya pasado- que me asaltó cruel y devastador. Sólo sé que de pronto los olores son más ácidos y rancios. Sigo a nada y persigo a nadie confundiendo horizontes. ¡Un soplo de aire que me reanime! ¡Algo de humedad con la que lamerme las heridas!   Sola en la sabana, preparada para lo peor, lejos de mis amigos y cerca –demasiado- de mis enemigos me enfrento resignada a mi destino. No puedo imaginar que no quede un hilo de vida para mí.

Este jueves, relato. Hablemos del Destino.

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¿Qué es el Destino?, dices mientras clavas en mi pupila tu pupila azul. ¿Qué es el Destino? ¿Y tú me lo preguntas? El destino… eres tú. En otro no creo. El Destino, no es ni más ni menos que el tino, (sin des) con el que se hacen las cosas. En mi caso, la excepción confirma la regla. Qué es sino esa circunstancia que padezco a diario, sin excepción, irremediablemente, cada día, da lo mismo la hora o el lugar. Hasta el punto de replantearme creencias y fabulaciones respecto a por qué sucede todo, generándome dudas existenciales que minan mis más rectas convicciones. A estas alturas estaréis preguntándoos, qué es eso tan transcendente que cada día, sin excepción tambalea mi fe en lo puramente circunstancial. Es muy sencillo, mi batalla con el autobús la tengo perdida: -¿Por qué siempre el que espero es el último en llegar, y no lo es en cambio cuando es otro el que necesito? -¿Por qué otras veces cuando lo veo llegar, tengo el semáforo en rojo (él en verde) y cuando c

Este jueves, relato: Cómo somos de solidarios los humanos.

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Solidaridad es una palabra que se estaciona en nuestra boca y casi no nos cabe. Esculpe una pequeña esfera en la mejilla como cuando saboreamos un “chupa-chups” demasiado grande, y al igual que el dulce caramelo, la palabra, la llevamos de un lado a otro haciéndola bien notoria. Ninguno de nosotros somos dueños de alguna parcela de poder en este mundo, salvo de esa tan cercana como lo es el devenir de nuestra familia y por extensión el del vecindario más próximo. Tenemos que ser prácticos con nuestra solidaridad y transcender al menos en lo que alcanzan algunos de nuestros cinco sentidos.    El barrio es un submundo lleno de estímulos a flor de piel, se podría decir que es un añadido al resto del universo con colores propios. Ambos parece que funcionan a pesar el uno del otro. Pero sólo es una apreciación, pues el Barrio es receptor directo de los accidentes universales, y no obstante la primera y única víctima de los personales. En el barrio, desarrollamos nuestra in

Este jueves, relato: Enigma musical

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Si no recuerdo esta historia, es que estoy muerto. No muerto de vivir, sino muerto de ser. El pegajoso verano, con sus lentos y bochornosos días, me obligó a salir por la noche. Vagabundeaba por el bosque en busca del Árbol de Josué , pero Josué jamás había plantado un árbol en aquellas mil hectáreas. Aquella noche, con la luna retirándose, busqué la salida del pueblo, y lancé la moneda: ¡ contigo o sin ti ! salió cruz. Y conocí la crudeza de una nueva paranoia: tu ausencia y el terror que en tu lugar me acompañaba. Viajé a través de los árboles, como una bala en el cielo azul , perdido, ninguno era el que buscaba y seguí hasta confundirme en el desierto de Mojave. De madrugada, descompuesto, regresaba sin intención alguna, simplemente arrastrado por una inercia intuitiva buscando mi casa donde las calles no tienen nombre . Ebrio de todo, giré la cabeza en busca de una simpleza que llevarme al alma, pero la noche me respondió con un denso silencio. El resto de la mañ

Este jueves, relato: Desenvolviendo regalos anónimos.

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    Este jueves el relato viene envuelto en una caja anónima. La mía consiste en seguir libremente el estribillo de una canción, que ha resultado ser esta de Joaquín Sabina:     "Más de cien palabras, más de cien motivos para no cortarse de un tajo las venas, más de cien pupilas donde vernos vivos, más de cien mentiras que valen la pena".     Y dicho esto, el "nano", que había permanecido sobre su taburete, se levantó, envolvió con su brazo a su compadre y se dispuso a seguir con la canción. Sólo tenía que doblar el estribillo, tal y como lo venía haciendo en toda la gira, pero le traicionó un falsete que le dejó atónito. Carraspeó, tosió, pero la melodía no le salía. Los gallos se sucedían sin remisión. Miró al público con cara de circunstancias, y se tocó la garganta buscando una explicación. Tragó saliva y empezó de nuevo. Tenía que recuperar aquella estrofa como fuese: "Más de cien..." nada, no había forma. Su voz, esa entre oscura y trémul

Este jueves, relato: "Tomarle el pulso a los Jueves"

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Erase una semana que no tenía jueves. Todo era preguntar por qué, pero nadie sabía responder. Algún error en la impresión del calendario había dejado esa semana -únicamente esa- sin el día del medio. No me lo podía creer, una y otra vez los repasaba, perplejo, incrédulo, y sólo contaba seis. Del miércoles pasaba al viernes, dejando un sospechoso olor a vacío inexplicable, más propio de un mágico maleficio que de un error tipográfico. El miércoles noche sonó la última campanada del reloj de pared que cantaba las horas y contaba los días, y la temida bienvenida al primer minuto del viernes no se hizo esperar. ¿Dónde estaba el jueves? ¿Cómo se había perdido? Hasta llegué a dudar si... habría existido alguna vez. Tal era mi preocupación, ansiedad y desconcierto que exigí una explicación al hacedor del tiempo, y este me contestó: "Los Jueves, como cualquier cuerpo que marcha sin parar, necesita ajustes periódicos. Inspecciones emocionales. Analíticas de contenido para deter

Este jueves, relato: "Duetos de Inspiración"

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Destino y/o azar Apenas he jugado a juegos de azar. Es muy sencillo, ¡no creo en el azar! sin embargo existe o al menos lo sufrimos o disfrutamos como consecuencia de un hecho físico o intelectual. Eso que llamamos suerte o desgracia y que tanto parecido tiene con el "Destino" no es sino el resultado de un acierto o un error; ambos tan reales que transcienden en el devenir de cada segundo de nuestras vidas. El destino no se manipula, simplemente se orienta como consecuencia de un acto propio o de terceros, que altera o modifica el recorrido de la acción. Acción esta, que evidentemente no existiría sino fuera propiciada por un hecho que determina en uno u otro sentido. Sólo es lo que existe, y no lo es precisamente por decisión divina, sino por la acción directa de la mano/cabeza del hombre. La ley humana termina dibujando una realidad tan afortunada como la más multicolor pintura de Velázquez, o desgraciada como la más sombría de Goya. El destino y/o azar. La su

Este jueves, relato: El Jardín

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(Fragmento de una novela en la que estoy trabajando) Alex no había llegado a conocer del todo aquella mansión. Se movía en espacios concretos: el salón, el dormitorio, la cocina, y el hall que le llevaba al exterior. Ese inmenso jardín poblado y cuidado hasta la exageración. Las avenidas de rodeno, salvaban los desniveles con traviesas de raíl que lucían su autenticidad, mostrando las heridas sin tapar de sus viejos anclajes. Los grupos de árboles se sucedían en una secuencia que los reagrupaba aleatoriamente. No sucedía lo mismo con las plantas que jugaban ordenadas en parcelas por especies, dibujando círculos y espirales que se perdían en grupos, sólo interrumpidos por las aceras de piedra.  En una perspectiva a ras de suelo se mezclaban orquídeas con jazmines, adelfas con hortensias y rosas con alegrías. El césped y la tierra, común denominador de tanto color, matizaban los encuentros como si del espacio escénico de un teatro se tratase. Alex y Silvia lo frecuentaban a

Este jueves, relato. Emociones y onomatopeyas

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¡Rinnnnnnng!¡Rinnnnnnng!¡Rinnnnnnng!  El teléfono sonaba una y otra vez, y una y otra vez, me resistía a descolgarlo; hacerlo, suponía enfrentarme a una dura realidad, para la que en en ese momento no estaba preparado. Como un niño grité al vacío, tapándome los oidos intentando esconder su sonido: ¡Eeeeeeeeea! Eeeeeeeea!¡Eeeeeeeea! No me podía engañar de forma tan tonta. Si no la quería atender, no la atendía, y en paz. ¡Piiiiii!¡Piiiiii!¡Piiiiii! La cafetera me avisó que su contenido estaba a punto; sin embargo, en ese momento ya no me apetecía el café. Ni el café, ni ninguna otra cosa. ¡DingDong!¡DingDong!¡DingDong! Sonó el timbre de la puerta. No podía dejar de abrir, en algún momento del día, mi suerte podía cambiar. Era ella. No sé cómo lo hizo. Cómo pudo llegar desde su casa a la mía en tan poco tiempo. No vi cómo levantaba su mano, y... ¡Plas!¡Plas!¡Plas! Más emociones con sus ruidos en el Balcón de Casss.

Este jueves, relato: La ventana de la vida.

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A las 6 de la mañana, cada día, el campo abre sus puertas y los hombres y mujeres de la casa , fieles a sus tareas de temporada reparten los quehaceres al abrigo del amanecer.  La demanda del valle es amplia y también su oferta. Adela es la primera en levantarse. Es la capitana de un ejército ovino, rebaño taciturno y disciplinado como pocos. Pasa revista desde la ventana que da al prado. Las ovejas y carneros en numero de 110 en total, son el futuro de la familia; su piel, lana, carne y leche pagarán los estudios de los pequeños y la tranquilidad de los mayores. Desayuna sola. Mira de nuevo a través de esa pantalla multicolor llena de animalitos de dibujos animados. Prepara la leña y calienta los fogones. El aceite de la sartén chisporrotea al tiempo que distribuye en el banco los enseres del desayuno, los huevos, el pan tostado, la mermelada y la leche fresca de hace unos minutos. Abre la puerta de la cocina que da al valle y en silencio, consigue movilizar 110 soldad

Este jueves, relato: Miradas

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Mi mirada se fija en el cristal y su imagen se dibuja frente a mis ojos. Es nítido su contorno, y su inexistente volumen acentúa un falso gesto en dos dimensiones. Pura fachada. Un mar de dudas. Un valle de desconciertos. Es la misma de siempre. Pero... ¿Qué sé de él? Siempre me confunde, me seduce con sus frescas facciones oliendo a temprana ducha de agua fría. Quiero acercarme a él, y él se deja lo que se deja, todo y nada. Quiero conocerle mejor, y él me enseña solo mi cara, lo demás no existe. Imploro, ruego, demando, suplico y mi seriedad se ve amenazada por una cruel e irónica risotada y, a continuación... me da la espalda. Mañana de nuevo, frente al espejo, me pediré  explicaciones, una vez más mientras esté delante: -Por favor desnuda tu alma ¡Quiero conocerte! Más miradas con matices diferentes en su Blog  

Este jueves, relato. Título sorpresa: "La silla va de viaje".

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   Es la pequeña y es su primer viaje. Yo, su madre, la mecedora, no lo tengo nada claro. Pero su padre, el sillón, dice que ya es mayor, que tiene que espabilar y ver mundo.   Parece que fue ayer cuando Tomás, el carpintero de cabecera me dijo: María vas a tener una silla, y recién nacida ya olía a roble fresco. De niña sentía la emoción de los primeros descubrimientos. Aquel culito blanco que la acariciaba, escurriendo las tiernas nalgas sobre su resbaladizo cuerpo, hasta que alguien decidió que había que tapizar el asiento con loneta de colores. Aquella base que iba creciendo en altura, con almohadones superpuestos, tal y como se hacía mayor Carmencin.    Siempre fue transparente. Su mirada limpia a través de los barrotes torneados encontraba el límite en la prolongación hacia el suelo de las cuatro patas sobre las que se sostenía.    Hoy, unos barnizados después, se va de viaje al bosque de la vida. Paseará entre robles nobles, hayas en sayas, pinos pintureros, y tomará

Este jueves, relato: Una canción, un recuerdo.

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        Me señalé haciendo el pino. Mi agilidad para mantenerme perpendicular al suelo no era ningún mérito, tenía la edad y la motivación necesaria para extenderme en piruetas que llamaran su atención.     En el país de los ciegos el tuerto era el rey. Y yo, en aquel pueblecito de la Mancha era un Quijote entre tanto Sancho. Sólo se trataba de figurar, de atraer, de seducir, en definitiva de presumir de lo que no era, pero parecía que era. Un chico de capital, con vaqueros de marca, un reloj de pulsera y un diminuto transistor a pilas.  Algo impensable a principios de los sesenta para aquellos niños de pantalones de pana con culeras, alpargatas de esparto y pelo al cero.     La culpa era de Rufina la hija del panadero, los ojos más grandes y bonitos de la plaza, que con sus largas trenzas y su rojiza piel llena de pecas, arrancaba deseos en el baile al run run de la canción del Dúo Dinámico. Fue nuestro primer beso, pero demasiado tarde para regalarnos el segundo. Estas cos

Este jueves, relato: Argumentos Oníricos.

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   Dormido, me deslizo hacia un lateral de la cama, y apoyando los pies en el tibio parquet me incorporo lentamente. Me adivino paseándome en la penumbra que cubre el recorrido hasta el balcón. Mi primera visión se detiene ante un espantapájaros, vestido con mi ropa de ayer. Lo intuyo en la oscuridad de la habitación, acaricio sus hombros que reflejan las luces que se cuelan desde el exterior. Erecto, suficiente, ordenado, arriba esto y debajo lo otro.     El extraño maniquí, al que siempre le ha faltado el sombrero de paja, me saluda ausente, descabezado, parco en palabras. Lo suyo no es la interlocución. Solamente una vez, en un alarde de locuacidad me confesó que su fuerte era vigilar mi sueño, testigo del paseo de mi alma hacia el balcón.       El objeto no tenía nombre, en el onírico mundo de mi inexistencia no hacía falta, sólo vigilaba. Su sexto sentido era suficiente para identificar y señalar cada uno de los misterios de aquel rosario en blanco y negro que guiaba m

Este jueves, relato: La Máquina del Tiempo.

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Mi vida está dividida en cuatro cuartos. Los tres primeros ya están consumidos; el cuarto, como lo fueron todos antes de suceder es una incógnita. Estos cuatro cuartos son exactos, cada uno de ellos comprende 22 años. Mi ocupación en estos meses es viajar a los tres primeros -pasado-,  y al cuarto -futuro- con mi peculiar transportador de materia. Hace unos meses regresé del final del primero. Me vi con uniforme, sin galones, el pelo al cero, -casi como ahora- fumador empedernido de glorias benditas al alucinante ritmo de los Pink Floyd. Irresponsable, sabelotodo y torpe.  Semanas atrás la máquina me llevó a mediados de la segunda etapa. Mi pelo había crecido. Comprometido con las causas perdidas y rey de la oscuridad en una noche que dominaban los grises. Errando en lo esencial y engañándome en los detalles.             Ayer me desintegré en el tiempo y arañé unos minutos de la tercera etapa, esa que ya dibujaba en color, pero a la que necesito retrotraerme para olerla, toc

Este jueves, relato: Compartiendo el final.

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Este jueves la propuesta viene de la mano de Lucía . Ella nos da el final del relato (entrecomillado en rojo) y nosotros ponemos lo que precede. Le dijo que lo de ellos no podía continuar. Esa decisión, sólo añadió algo de drama a su corazón quinceañero recién estrenado en el ejercicio de amar. La sombra de sus ojos delataba una triste oscuridad seguida de unas lágrimas que no merecía. Era diecisiete años más joven que él.  Un aventajado loco, experto en fabricar y romper sentimientos de cristal. Su dedo acusador le señalaba como el inconsciente instigador de esa engañosa locura de la que se sentía víctima. Alejandro provocó su ansiedad, sus dudas, y también el fin de aquel laberinto de deseos gastados que brillaban cuando lo veía. Guardaba aquel anillo de papel que arrancó de un tirón, ya no significaba nada para ella, en el suelo seguiría siendo sólo la vitola de un apestoso habano. El viento le acarició de costado, y sin llorar decidió alejarse de él. Todavía hoy oye e

Este jueves, relato: El caso Nisman

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Querida Cristina: No sabes cómo te entiendo. Es injusta la gratuidad con la que se nos carga de un lastre inmerecido las alforjas de nuestro destino.  Nosotros que lo abandonamos todo a cambio de nada. Nuestros mejores años quedan perdidos inmersos en un sueño que la mayoría de nuestros beneficiados súbditos no entiende. Nuestro tiempo lejos de la familia, la frialdad de nuestras horas muertas y la renuncia a los más que merecidos entretenimientos. Por no hablar de la sacrificada pero necesaria escasa remuneración. Somos frágiles chivos expiatorios. Como pasa con los niños, siempre es bueno que haya un cándido responsable para vaciar sobre sus cansadas espaldas toda la mierda que una minoría radical y bolivariana se le antoja descargar. Sin embargo sólo unos canallas podrían considerar como signo de progreso, que unos absurdos chismes sean reflejo de la auténtica verdad. Así pues, envidiada Cristina ¡Se fuerte! y ¡Aguanta! que eso es ruido para unos días pero silencio par

Este jueves, relato: LLorar de Felicidad.

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Había oído hablar de él. Sabía que era grande, con todos los tonos de grises, verdes y azules. Los verdes y azules me los tuve que imaginar, los grises no cabían en mis ojos. Siempre en movimiento, ocupó durante todo aquel Agosto la pared encalada del cine de verano. Esas imágenes me hipnotizaron con sus mil caras. Su ir y venir, siempre en movimiento. Aquella noche en el cerro de los ángeles a la sombra del molino grande, lo soñé por primera vez. -Algún día, me dije. Ahora sesenta años después, por primera vez a escasos centímetros de su piel, sobrecogido y minimizado por su tamaño, le planto cara y me emociono. Sigue sin caber en mi mirada, menos todavía cuando mis ojos empiezan a humedecer y empequeñecer frente a él. Amado Mar, desconocido amante. ¿Puede mi adulto corazón resistir tanta belleza sin romper en un inevitable llanto por tanta felicidad?

Este jueves, relato: Escritura creativa... a elegir

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Mª José Moreno, dando una vuelta más de tuerca nos propone una ficción en la que entre otros elegimos: el título “Tras el origen”, la primera línea “La chica de las pecas tuvo un presentimiento...”, y cinco palabras a utilizar “edad, bestia, tenderete, falsificador y cuervo”. En su Blog , podéis leer más relatos.                                                                   Tras el or igen.     La chica de las pecas tuvo un presentimiento... no todo lo que le rodeaba era humano. Ella misma tenía dudas. Esas pecas de color verde fósforo, le daban un aspecto de bestia sin edad  flotando en agua salada a merced del falsificador, que convertía sus días oscuros por noches iluminadas. Arriba, escondido, quedaba el cielo estrellado que sólo se adivinaba a través de cortinas hiladas, como un tenderete de algas varias.     La chica de las pecas verde fósforo, tuvo una duda, cómo había podido construir su vida en aquella cárcel de mares revueltos. Debía de haber mares

Este jueves, relato: Se fue la luz.

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La luz se ha ido… y nadie sabe cómo ha sido. Me ha dejado solo, descompuesto y en la total de las oscuridades, ahora en su ausencia reconozco que tenía razón, le he hecho la vida imposible, he subestimado su paciencia... Todo empezó la semana de Navidad; hasta ese momento estaba fielmente iluminado; la casa brillaba con colores de fiesta; el Hall y el pasillo lucían en techos y paredes; el Salón y el Comedor presumían con destellos uniformes; los dormitorios eran lunas encendidas y la cocina un desfile militar con la lavadora, el lavaplatos, microondas y frigorífico marcando el paso a ritmo de villancico. Ya sabemos que tener luz no es ninguna ganga, no es un regalo ilimitado, pero es rencorosa y vengativa y jamás me perdonará que en Nochebuena, Papá Noel me regalase un equipo japonés de Aire Acondicionado Frio-Calor de más de 4.000 vatios. Fue la gota que llenó el vaso, y magnetotérmicos, diferenciales y demás interruptores saltaron por los aires. Ahora es el m