Valencia... "Ciudad de otro mundo"


La loza dorada o mayólica, es una cerámica con un acabado vítreo especial compuesto con sílice, cenizas sónicas calcinadas, plomo y estaño. En la tercera hornada se aplica a la base de terracota, obteniéndose un reflejo metálico de tacto sedoso y aspecto brillante.
Tiene su origen en el siglo IX, en el Califato Abasí (750 a 1258)

En el año 1855 José Ros Furió, artista valenciano apasionado de la cerámica tradicional, construyó en el barrio de Benicalap de Valencia, la fabrica de mayólicas "La Ceramo". Poniendo en práctica la técnica que había adquirido del también ceramista Bautista Casañ de Manises. Así se inició una de las aventuras del sector cerámico con más fortuna y protagonismo en la técnica del reflejo metálico dentro del movimiento historicista en la arquitectura valenciana.
Hoy, piezas suyas decoran edificios emblemáticos de la capital como el Ayuntamiento, el Mercado Central, la Estación del Norte o el Mercado de Colón.

Esta preocupación por la consecución de la máxima fidelidad en las reproducciones tuvo su máximo artífice en José Ros Ferrandis, nieto del fundador.
La Ceramo continuó hasta 1992 realizando piezas de reflejo metálico con una depurada técnica, mantenida tras la muerte de José Ros Ferrandis, gracias a su hija Pilar Ros.

El edificio, de las pocas representaciones de estilo neomudéjar existentes en la comunidad, tiene más de 155 años de historia, y es una evidente identidad de ese barrio valenciano.
Actualmente se encuentra en una lamentable y grave situación de abandono e irreversible deterioro, lo que le llevaría a la inevitable desaparición.


La situación administrativa en la que está la Ceramo, así como los problemas que el Ministerio de Cultura encuentra para poder ubicar en el edificio la ampliación del Museo de Cerámica González Martí, han llevado al departamento a estudiar la posibilidad de su expropiación. 
De esta forma, la Ceramo, actual joya de la arquitectura industrial aunque en peligro de desaparición, y que estuvo considerada como una de las fábricas más importantes del siglo XIX, mantendría todo su poderío arquitectónico y se convertiría en un espacio cultural.

El Plan de Ordenación Urbana de Valencia (PGOU), no contemplaba la declaración del la Ceramo como Bien de Relevancia Local (BRL), junto a otros edificios que si lo han estado como el matadero municipal, la tabacalera, el mercado de Abastos o la cárcel modelo.

Después de pasar por varios propietarios en los últimos diez años, su actual dueño Nuevas Promociones, Sociedad con domicilio en Madrid, ha solicitado al Ayuntamiento de Valencia, dentro del proceso de revisión del PGOU, que se recalifique el terreno de la fábrica para uso terciario lo que obligaría a renunciar a la declaración de Bien de Relevancia Local. El dueño estaría interesado en levantar allí un centro comercial con o
ficinas. A cambio de l
a recalificación, se compromete a rehabilitar una parte de la fábrica. La oferta, es inaceptable pues supone el derribo de casi toda la fábrica y la pérdida de un 
equipamiento para los vecinos.
El edificio, languidece a la espera de que el Ayuntamiento de Valencia se decida a protegerlo en su totalidad o autorice a su dueño un edificio de cinco plantas.

En el año 2006 la Asociación de Diseñadores se ofreció para rehabilitarla, si la Generalitat o el Ayuntamiento expropiaban el inmueble y cedían el uso durante un tiempo. El proyecto de este colectivo, supervisado por un arquitecto, era un nuevo intento (y serio) por recuperar este inmueble para la sociedad. Anteriormente, en el año 1997, la Consejería de Cultura anunció que rehabilitaría la Ceramo para crear en ella una unidad de recuperación cerámica y una escuela taller; en el año 2002 la Asociación Circle Obert hizo un llamamiento a todas las instituciones (públicas y privadas) para recuperar La Ceramo; Incluso en los presupuestos autonómicos de 2000 se reservó una partida de 50 millones que se utilizó en “otras cosas”

Mientras tanto pasan los años y el complejo fabril se ve colonizado por plantas trepadoras que crecen sin control como resultado de años de abandono. 

Desde mi total desconocimiento me pregunto, ¿porqué después de 20 años, el gobierno, tan dispuesto a invertir en un Ágora 90 millones de euros, en el que en dos años,  tan sólo se han celebrado 2 open de tenis. En promover y organizar campeonatos de fórmula I, financiar con cantidades astronómicas visitas papales, o en expropiar de forma agresiva y arbitraria algunas viviendas del Poblado Marítimo, del Cabañal o del Paseo de Neptuno?  No se moja de forma determinante y compra o expropia de una vez la citada fábrica, rehabilitándola y  dándole un uso cultural del que se beneficien los vecinos del Barrio y en definitiva toda la ciudad.

Algunos valencianos tenemos la sensación de vivir en una casa de Diseño, llevar un traje de Armani y los calzoncillos manchados de mierda.

Comentarios

  1. Ahhhh, Alfredo, la verdadera cultura no da votos a ninguna ideología, hay dinero para un determinado tipo de cine, para ONG´s de inciertos fines, para asociaciones extranjeras desconocidas para el 90% de la población, pero, para aquello que tenemos a la vuelta de la esquina parece que nunca llega.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. querido Alfredo, yo que tú tendría pocas esperanzas, a la prueba de los resultados de las últimas elecciones me remito...

    ni tirándonos a las plazas¡¡¡

    ResponderEliminar
  3. Y en Vinaroz hay una preciosa escuela antigua y en la Ribera de Cabanes una estación de tren chiquitina sin usar, ambas caen a pedazos, son edificios emblemáticos para los vecinos y que una vez restaurados darían un uso ideal para reuniones, cine, biblioteca, espacio de exposiciones... El problema es que ni hacen ni dejan hacer, siempre igual. Intereses y cultura parecen ser enemigos acérrimos. Bueno, parece no, SON!

    Un abrazo, Alfredo.

    ResponderEliminar
  4. Alfredo, si no nos embarcamos en algo faraónico, que nos endeude de por vida y que el político de turno se pueda pegar un moco bien grande... no vale la pena.

    Eso no "reporta"...
    La última frase... Para un premio Cervantes... Lapidaria.

    Huelo a ...
    Besitos, amigo.

    ResponderEliminar
  5. Pero qué picardía(lástima) provoca que algo de tanto valor se deje deteriorar así!
    Muy reflexiva la frase final con que cierras el post y dejas ver tu estado de decepción!
    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  6. Creo que todos vemos en nuestras ciudades como se realizan obras faraónicas sin sentido y mientras los edificios que dan lecturas a nuestra ciudad desaparecen.
    Una pena, sí...
    Saludos.

    ResponderEliminar
  7. Otra maravilla que me descubres de Valencia...neomudejar, y cerámica delicadísima vidriada.

    Ayyy, Alfredo mío, tanta barbaridad se comete con el patrimonio, y va para ratoooo, vistas las elecciones, uyyy.

    Algunas y algunos el diseño de mierda lo llevan en la cabeza.
    Ánimos, te comprendo, besito.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario