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Este jueves, relato: Un día en la vida de...

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Un día en la vida de un muerto. 00'01.- Hoy, primer día de mi ausencia, me ahoga la melancolía y me desbordan los recuerdos... no quiero mirar atrás. 06'00.-  Sigo perdido, perplejo en este nuevo amanecer. Me lleno de ausencias irrecuperables, no caben más de las que, a última hora, pude coger. 08'00.- Ya es de día, pero me sigo viendo oscuro y gris, no sé como iluminarme. Deseo encontrar algo mío, aunque sean las mentiras. 12'00.-  Doce horas han pasado y yo, entre nubes, me disfrazo de otro que se me parece, insisto, pero nadie me cree ¡Ingrato destino! 16'00.- Dieciséis horas de no ser yo. Me rodean mis amados, me acarician mis amadas, estrecho el círculo e intento hacerlos míos. Se me esfuman, soy de humo. 20'00.-  Veinte horas de desear: deseando tocar, deseando oler, deseando ver y oír, deseando llorar pero el deseo es carnal y ya no está a mi alcance. 24'00.- Un día de renuncias, recelos y envidias. Solo sin mi sombra

Este jueves, relato: Rostros de la Polio.

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     Fue un primer encuentro a dos.  Hablábamos por teléfono para quedar en vernos y tomar una cerveza: -Sí, conozco el sitio -le dije. -Entonces a las cinco -me contestó. A l colgar recordé un detalle de la conversación en la que me insistió que, ninguno de los dos podríamos irnos sin pagar, comentario que no entendí y al que entonces no le di importancia.  Llegué unos minutos antes y le vi llegar, cojeando, con un bastón en el que se apoyaba a cada paso y con el que imprimía a su caminar un ritmo secuencial aprendido a golpe de asumir.  Era la hora en la que el toro y el sol se funden con la mirada y allí estábamos los dos, por primera vez, después de oírnos, leernos y comentarnos desde el más consentido anonimato. Nos pedimos dos cañas, una para cada uno, y disparamos nuestros obuses de letras: Nuevas, por estrenar, por descubrir; con un tono vivo, con un volumen pausado, con la mirada directa, con el ritmo que da la proximidad y el orden que merece la escucha.  Aquel loc

Este jueves, relato: Un nuevo mundo

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    Un nuevo mundo es el nuestro, lleno de materias y vacío de valores. Pero supongo, que diferente a otros nuevos que están por llegar, en los que se multiplicarán las materias y dividirán los valores. En los inventarios que postmorten realizaban los notarios en el siglo XVI, apenas se relacionaban una docena de objetos personales por cada difunto. Hoy, en este nuevo mundo (especialmente el occidental) los ciudadanos almacenamos un promedio de 50 muebles y un total aproximado de 300 objetos personales, cifra que varía al alza, tal y como se generan más y más necesidades. Este nuevo mundo es un inmenso contenedor de materia transformada en desechos, y de valores en riesgo de extinción. Un nuevo mundo que envejece mal y pronto, y que lo único que ha aprendido a hacer es a vomitar miles de millones de objetos, para ser vendidos, usados, revendidos, olvidados y tirados. Todo un caos organizado. Pero el futuro (de nosotros depende) no es tan dramático, podría ser hasta excitante y