Este jueves, relato: Enigma musical
Si no recuerdo esta historia, es que estoy muerto. No muerto de vivir, sino muerto de ser. El pegajoso verano, con sus lentos y bochornosos días, me obligó a salir por la noche. Vagabundeaba por el bosque en busca del Árbol de Josué , pero Josué jamás había plantado un árbol en aquellas mil hectáreas. Aquella noche, con la luna retirándose, busqué la salida del pueblo, y lancé la moneda: ¡ contigo o sin ti ! salió cruz. Y conocí la crudeza de una nueva paranoia: tu ausencia y el terror que en tu lugar me acompañaba. Viajé a través de los árboles, como una bala en el cielo azul , perdido, ninguno era el que buscaba y seguí hasta confundirme en el desierto de Mojave. De madrugada, descompuesto, regresaba sin intención alguna, simplemente arrastrado por una inercia intuitiva buscando mi casa donde las calles no tienen nombre . Ebrio de todo, giré la cabeza en busca de una simpleza que llevarme al alma, pero la noche me respondió con un denso silencio. El resto de la mañ