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Palabra 38 de 52: "Anillo"

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La notas del tema de Antón García Abril, se quedaron a vivir en un rincón de nosotros. Cada noche la melodía de cabecera abría un nuevo surco a golpe de fotograma y desde entonces "Anillos de Oro" quedó unida a nuestra adolescencia.                                  Siguiendo una idea de Sindel

Este jueves, relato. "No te vayas a quedar de piña..."

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            -¡Que te he dicho mil veces que aunque la piña se vista de seda, piña se queda!      -¿Tú crees, no pasaría por una piña real?      -¿Real, dices…? Como mucho una piña colada con cola de pavo tonto.      -No me digas eso, que me despiñono, ahora que estoy en edad de merecer…      -¿Merecer…? Sí, solo te falta un cartel que diga “Piña vieja busca Piño en buen estado”      -Es que yo no soy una piña cualquiera… soy de savia azul, mi mamá me llamaba “Principiña”      -Eso sería antes de la guerra de los 100 piñones, y tú los perdiste todos.      -Los perdí con dignidad y eso me hizo heredera del honor que me acompañará siempre.      -Quítate de enmedio del camino que como venga el hijo del pastor, de una patada te pone el honor y la dignidad en la otra parte de la pinada. A partir de una idea de Dorotea, ella pone la foto y nosotros el resto

Los domingos, Limpieza General. "La Dama que inventó la Noche" (Aireando viejos relatos)

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     Al joven Aristarco le perturbaba la noche, no entendía el cambio a ese gris oscuro, casi negro, tan diferente al del día, tan claro y luminoso al que se había acostumbrado y asumía como natural, no así la noche que suponía para él, (consumando curioso) un verdadero quebradero de cabeza.      Le inquietaban los fenómenos que aunque aparentemente normales, no terminaba de entender y para los que aseguraba habría alguna explicación. Repasaba diariamente el proceso de oscurecimiento al tiempo que se producía, en una secuencia casi exacta o al menos eso parecía indicarle su particular medición del tiempo, e  intrigado presenciaba el transito pausado que el estado de absoluta claridad daba paso irremediablemente a la más enigmática de las sombras.      Pensó que algo tendría que ver en esa secuencial forma de manifestarse, por un lado el espacio que habitaba y por otro su relación con esa bola amarilla de visión casi insoportable de cegadora luminosidad, conocía por sus maestros