La palabra de esta semana me viene "al pelo" para publicar mi lectura del Encuentro de Sevilla: "Padre, me acuso de no ser sevillano. No pude elegir, mi destino me sorprendió mirando para otro lado. A menudo tengo pensamientos frívolos sobre esta Sevilla que deseo y no tengo. Sí, esta, la de la silla que pierdes. La de la torre del L’oro. La del Miguelete ese, que a veces gira, a veces alda. Esa, que no tengo, por soñar dormido. Y de eso Padre pido perdón, de imaginar ciudades utópicas, de calles utópicas con colores utópicos. Cuando solo tenía que abrir la ventana y ver en tres dimensiones una realidad que hace que broten de mi lápiz, perfilados bocetos con sabor trianero. Ahora, juego a arrepentirme y hago propósito de enmienda, aunque sé que al poco tiempo, la tentación me arrastrará de nuevo hacia el azahar levantino que sin compasión, y una vez más, obnubila mis sentidos" Siguiendo una propuesta de Sindel