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The beat of the night.

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Mi noche tiene el latido de un corazón. Me gustaría decir que late inconsciente, distante de la realidad que acompaña el paso de los minutos, ausente de mi mismo. Pero no es así. Mi noche respira a mi lado, con una sutil secuencia de vida, con un ritmo pautado que dibuja luces en la oscuridad. Así es alguna noche de mis pasadas  noches . No es la noche de aquí exclusivamente.  Somos mi noche y yo, esté donde esté, y en la parte de la noche que sea. Pero es aquí donde mi noche se viste de misterio, donde es dos veces negra, más cómplice que nunca, donde la luminosa ilusión en la oscura realidad eriza el despertar y, aún no amanece. Esta desnuda realidad, me recuerda que el sueño no es un sueño y que esa mirada perdida en el oscuro  horizonte, es una mirada a mi despertar. Y espero para abrir unos ojos que no se han cerrado todavía.  Y despierto, me pregunto…  ¿Hay algo más importante que mi noche y tú?      

Este jueves, relato. Primeras lecturas

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Este jueves, relato. “Mis primeras lecturas” Son las cinco de la tarde, hora de toros y toreros. La terraza del madrileño Café Gijón es un hervidero de gente que deambula de un lado para otro en busca de una sombra en la que sentar su curiosidad. Dentro, en una mesa del fondo, los Srs. Tagore, Hemingway y García Márquez despachan sus primeras contradicciones delante de un humeante café. El grupo todavía no está completo, faltan la Sra. Rodoreda y el Sr. Bach, que se les unen de inmediato. El nombre de un lector común a todos ellos, lanzado al centro de sus ciberconsciencias, les había golpeado en plena memoria obligándoles a viajar en el tiempo, juntándoles alrededor de una mesa hecha de y para la literatura. El primero en abordar el tema es Tagore. -Lo recuerdo, era muy joven y fue un reto para él, perezoso en las primeras páginas, pero ávido y emocionado al final, especialmente en: “ Me he sentado esta mañana, en mi balcón, para ver el mundo. Y él, c

Este jueves, relato. El teléfono

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Entre el teléfono y él, apenas había un suspiro; el justo para atenderlo con sólo alargar la mano. Mientras esperaba, toda su subconsciencia pasaba por recordar cómo había sido aquel primer y único encuentro. Entre sombras adivinaba el color de la noche, el calor del lugar y especialmente, la recordaba a ella. Lily estaba en el mostrador, mientras en el exterior la lluvia añadía agua al mar que tenían delante. Asís se aproxima un poco más al teléfono como si esa acción fuera determinante para adelantar la llamada… sabía que no. Él, por encima de diez brazos intentaba recuperar su copa sin conseguirlo. Ella le miró y adivinó su dificultad y su deseo. En los minutos siguientes resolvió su dificultad, pero no su deseo. Perdido en aquella turbulenta noche de quieros mudos y quizás sonoros, recuerda un intercambio de números y una mirada cómplice acompañando un… Te llamaré. Asís fundía con la mirada a aquel teléfono, esperando una llamada que tal vez no llegara