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FUERZABRUTA

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                            En Marzo de 2008, presencié en el Daryl Roth Theater de New York, un espectáculo que fue una fiesta para los sentidos y que todavía hoy, su recuerdo, me sigue fascinando. Fuerzabruta, es un desafío que te rodea de principio a fin. Fuerzabruta, es hoy, no mañana, ni el futuro, ni la obra que se repite una y otra vez desde el pasado, Fuerzabruta, es ahora. Un fenómeno natural inevitable. El resultado de millones de años que tienen su origen en el fondo del Océano, en el fondo de los vasos, en el caminar por la vereda. Todo lo que sucede en Fuerzabruta es real. Tan real como nosotros. No hay decorados. No hay convenciones teatrales. Todo tiene un rol en la acción. Y nosotros también. No existe en la obra el concepto de significado o representación. Una puerta es una puerta. No significa ni más ni menos que eso. Tampoco el vestuario, las luces, la música ni los gestos. La luz roja es una luz roja o lo que usted quiera. El lenguaje es abstracto, sí

Este Jueves/Sábado... relato. Mi calle

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Mi calle, es estrecha y larga; al menos, así la recuerdo. Aquella calle, de casas de un solo piso, tenía nombre de heroína, y ambas –la calle y la heroína- fueron testigos de mis primeros pasos. Me veo en ella, niño, descubriendo olores, compartiendo juegos, haciendo amigos e inventando enemigos. Frente a mi puerta, las casas se interrumpían y el sol, se colaba por ese hueco iluminando las fachadas que iban del 60 al 68. Ese gran solar -todavía no robado al campo- era cuartel general de lagartijas, perros, gatos y alguna que otra gallina desertada del corral de la señora Amparo. Desde mi habitación, adivinaba el paso de los coches por las luces que se reflejaban deslizándose fugazmente por las paredes y el techo en penumbra; quise coger miles de veces aquella luz, que siempre me sorprendía con ventaja. Calle de panas y boinas, delantales y alpargatas. Y barro, mucho barro que despiadadamente me dejaba la lluvia, para enfado de mi madre. S

La vieja Fe

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Los blogs, son como la bitácora de a bordo en la que cuentas regularmente todo lo acontecido en este barco que es tu vida, y de la que uno es Capitán y Grumete al mismo tiempo. Al menos esa fue la intención inicial. Pero este diario de plasmar en “intimidad” las cotidianeidades más sobresalientes, al final, se convierte en una arbitraria aportación de mensajes, reivindicaciones, informaciones de carácter general, relatos de ficción y algún que otro cuento en el que nos dibujamos de espalda para disimular. Yo, lo he hecho y no sé si entonar el “mea culpa”   o simplemente pasar olímpicamente del tema, no sea, que los compromisos se conviertan en costumbres. Hoy sin embargo, siento la necesidad, o al menos el gusto de contar en este seudo diario particular, una experiencia que me ha dejado totalmente descolocado. Esta tarde he estado en Urgencias, en el Hospital La Fe de Valencia... No, el nuevo   no, el viejo, el de siempre. Ese, en el que acudíamos muy a