Este jueves, Relato
Este relato, lo siento pero os lo debo, quizás en otro momento que tenga mejor suerte.
Iba a empezar contando una anécdota muy graciosa, que me pasó en la consulta del Urólogo, pero por alguna extraña y misteriosa razón, la mina de mi lápiz se escondía una y otra vez al presionar sobre el blanco papel y asomaba unos milímetros por la parte superior, todo era hundirlo hacia abajo y él nada... para arriba.
Cambié a un bolígrafo, uno de esos que tiene varios colores y cuando subrrayaba en rojo o entrecomillaba en verde, salía el azul o el negro, desvirtuando el contenido del relato que perdía sentido con el irregular cambio de colores.
Recordaba haber tenido una pluma estilográfica de esas que te regalan en la primera comunión y que no utilizas nunca, pero que ahora podría servir. Abrí el olvidado cajón y me puse a buscarla. Aparecieron portaminas sin minas, gomas de borrar y de las otras, (hace tiempo que no las uso, ni unas ni otras) un sacapuntas sin cuchilla, una escuadra