¡Este jueves, un relato! El testigo.
Lewis, se mantenía erguido, apoyaba la planta de sus Nike en la superficie porosa, marcando sobre el grano rojizo la evidencia en la búsqueda de una mejor posición. Su cuerpo proyectaba a través de su sombra ligeros y oscilantes movimientos hasta encajar ambas figuras en un todo absolutamente controlado. Memorizaba su respiración y el ritmo de sus pulsaciones reclamaba su atención, golpeando secuencialmente en el pozo de su pecho, 135, 140, 145... Su habitual silueta, se desvirtuaba perfilando en su perímetro corporal las alteraciones propias de un tono muscular en alerta, especialmente los gemelos, presionaban sobre su piel en un intento de escapar hacia adelante. Un sudor helado, le corrió por la frente cuando vio por el rabillo del ojo, acercarse los colores que identificaban el maillot de su compañero, un último esfuerzo y la coordinación en los movimientos le dispararía hacia la Gloria. Inició la marcha, ...uno, dos, tres, la zancada se perpetuó en el aire, tan sólo 20 metros, ext