Este jueves, relato. “Mis primeras lecturas” Son las cinco de la tarde, hora de toros y toreros. La terraza del madrileño Café Gijón es un hervidero de gente que deambula de un lado para otro en busca de una sombra en la que sentar su curiosidad. Dentro, en una mesa del fondo, los Srs. Tagore, Hemingway y García Márquez despachan sus primeras contradicciones delante de un humeante café. El grupo todavía no está completo, faltan la Sra. Rodoreda y el Sr. Bach, que se les unen de inmediato. El nombre de un lector común a todos ellos, lanzado al centro de sus ciberconsciencias, les había golpeado en plena memoria obligándoles a viajar en el tiempo, juntándoles alrededor de una mesa hecha de y para la literatura. El primero en abordar el tema es Tagore. -Lo recuerdo, era muy joven y fue un reto para él, perezoso en las primeras páginas, pero ávido y emocionado al final, especialmente en: “ Me he sentado esta mañana, en mi balcón, para ver el mundo. Y él, c