Entradas

Este jueves, relato: Bajo el influjo de INSOMNIA

Imagen
Insomne me deslizo hacia un lateral de la cama y, apoyando los pies en el tibio parquet, me incorporo lentamente. Mi madrugada, se dibuja en mi subconsciente, paseándome en la penumbra que cubre el recorrido hasta el balcón. Mi primera visión se detiene ante un espantapájaros, vestido con mi ropa de ayer. Lo intuyo en la oscuridad de la habitación, acaricio sus hombros que reflejan las luces que se cuelan desde el exterior. Erecto, suficiente, ordenado, arriba esto y debajo lo otro. El extraño maniquí, al que siempre le ha faltado el sombrero de paja, me saluda ausente, descabezado, parco en palabras. Lo suyo no es la interlocución. Solamente una vez, en un alarde de locuacidad me confesó que su fuerte era vigilar mi sueño, o mi desvelo, que también los hay.   El objeto no tenía nombre, en el onírico mundo de mi existencia a medias no hacía falta, sólo vigilaba. Su sexto sentido era suficiente para identificar y señalar cada uno de los misterios de aquel rosario en blanco y ne

Este jueves, relato: Una foto para mí.

Imagen
Slogan : «En un pequeño cuarto de un hotel». La habitación del fondo. La 820, la que no da a ningún jardín. La de los ruidos del tráfico y de las máquinas de aire acondicionado. La que fue testigo de tus preguntas y mis respuestas. La habitación del fondo. La que sintió cómo mis deseos salpicaban las sábanas blancas de la cama y rebotaban en sus paredes enteladas con lino escocés.  La habitación del fondo. Luminosa incluso en penumbra. Testigo muda de nuestros olores, los tuyos y los míos, de los tres porque fue entonces cuando decidimos tener un hijo. La habitación del fondo. La de conciliar diferencias. Sobrecogedora para dos artistas saturados de ideas abstractas en busca de la comunión romántica. Todo lo que era hermoso y poético lo encontramos en la habitación 820, la del fondo. Más fotos que te sugieren cosas en el Balcón de Casss

Este jueves, relato: Las Sinsombrero

Imagen
Nos hemos manifestado. Hemos caminado codo con codo ondeando banderas de libertad, reivindicando en voz alta exigencias a las que tenemos derecho. También lo hemos hecho en silencio, elevando al cielo carteles con manos blancas más elocuentes que nuestros propios gritos. Hemos compartido pancartas con lemas concisos, contundentes y fáciles de entender.  La marcha a veces pausada, ha conectado las miradas de activistas soñadoras con las de testigos indiferentes. Ojos, que terminan siendo cómplices de elocuentes expectativas. La evolución, el avance y la denuncia, han enraizado con las conciencias más receptivas. Las raíces de la base ya hace tiempo que huelen a tierra húmeda y fértil, pero el reconocimiento, el respeto y la complicidad se hacen de esperar, cuando no son inexistentes. Ahora después del reposo, sólo cabe desear la consumación de una evidencia, una de los muchas exigida y depositada en este contenedor de deseos por manufacturar que es esta Generación. El futur

Este jueves, relato: Blanco y negro.

Imagen
En mi familia cuando jugábamos al dominó, el que tenía el seis doble, además de empezar la partida, la ganaba. En mi familia siempre se han hecho trampas en los juegos de mesa. Sin embargo sacar a colación en este momento el dominó, no es necesariamente por el resultado, ni por el entretenido placer de mover y mezclar las fichas después de cada mano, ni siquiera por la obligada y asumida norma de mantenerlas en erecta verticalidad mirando al cielo. En mi familia el dominó era muy particular: lo negro era blanco y lo blanco, naturalmente, negro. La parte posterior de las fichas era de un insolente blanco hueso y la delantera, la que mostraba la numeración era negra, con los círculos en blanco. Nunca he sabido por qué, ni cómo llegó ese dominó a mi casa. Desde hace años, jugar al dominó con las fichas normales, es todo un aburrimiento. Más blancas y negras con Matices 

Este jueves, relato: Travesuras.

Imagen
«El Patio de mi casa es particular, cuando llueve se moja, como los demás…» En eso estaban las mellizas, cuando Alex irrumpió dando pelotazos a diestro y siniestro. Los pollos y las gallinas huyeron en busca de un lugar seguro. Los conejos, atónitos y molestos se refugiaron en la conejera. Tan sólo “Chocolate” quedó quieta, enfrentada al perturbador infantil. No iba a consentir ninguna revolución en el patio. Alex tomó posesión del espacio, midió con la mirada e imaginó la portería entre la maceta de geranios y el botijo que, al fresco, colgaba de un alambre. Dio un paso atrás y chutó con todas sus fuerzas, la pelota se coló por el lateral del botijo, rozando el pitorro que acabó rompiéndose. Chocolate, (la cabra blanca con nubes marrones) se percató de lo grave de la situación y de su responsabilidad de mantener el orden en aquel patio florido. Saltó sobre sus patas traseras e impactó con sus diminutos cuernos en el trasero de Alex, al que derribó tumbándolo de plano sobr

Este jueves, relato: Cumpleaños

Imagen
En general, los fantasmas, no cumplen años. Pero este,  el del jueves pasado, sí.  No sólo cumple años, además los cumple cada ciento ochenta y dos días, por lo que es el doble de viejo que cualquier otro. Esas cosas se notan e indistintamente de que se sea, o no, fantasma… los años pesan..., y pasan. En esta ocasión, su cumpleaños, no cayó en ese fatídico sábado en el que se ausentaba para matar y pudo celebrarlo con su pareja, ¡fantasma como él, claro! El evento se perpetró en un restaurante "cinco estrellas", el mejor del purgatorio: Transición, se llamaba. En la mesa, ella se dirige a él con una rosa roja en la mano. Él la mira inmutablemente a los escondidos ojos mientras recibe y aprieta el tallo del placentero vegetal, dejando en el blanco mantel un sedoso y cristalino charco de sangre. Ella devuelve la mirada, se inclina y lo besa mientras con los dedos juguetea en el charco púrpura. Después del prolongado beso acerca su dedo índice sobre la parte delanter

Este jueves, relato: Una de fantasmas.

Imagen
Las paredes del cielo estaban desnudas, él corría de una a otra sin dejar rastro. No tenía cuerpo. No tenía sombra, por no tener no tenía ni nombre. Sólo un apodo, un alias por el que nadie le conocía: "El Fantasma". Era como una nube transparente que rebotaba en las cuatro paredes de esa esfera cristalina que llaman Universo. Su año, que no el nuestro, tenía solo ciento ochenta y dos días y todos eran sábado. Un día al año, justo a las doce de la noche, cuando acababa un sábado y empezaba el siguiente bajaba a la tierra para hacer lo único en lo que era un experto: ¡Asustar... mortalmente! Antes de ser un nimbo sin dimensiones, era humano, con toda la carga de defectos y malformaciones que ello supone. Recuerda épocas gloriosas en ese erial lacrimógeno en el que se había convertido su odiado y, a la vez, añorado  planeta.   Personas de todo tipo, edad y pelaje pueblan los cementerios por su singular y cruel extravagancia de asustar sin piedad a unos y otros en la

Este jueves, relato. Cierre de convocatoria

Imagen
En nuestro paso por la peluquería, ha habido de todo: Hemos cortado, rizado, mechado, coloreado, degollado, pelado, recordado, amado, engañado, ligado, barrido... en fin, que hemos sido, a la vez, ayudantes, estilistas, barberos y clientes. En definitiva, que un corte de pelo parece que da para mucho. Y ahora que todos estamos como un pincel de aseaditos, limpios y presentables es hora de irse de Fiesta. Por ejemplo, la que nos propondrá mañana C h a r o desde su blog: "¿Quieres que te cuente?"    Agradecer el arte y la generosidad de Casss que una vez más hizo los dibujos de los enlaces. Besos

Este jueves, relato: Mis horas en la peluquería.

Imagen
Cada día abro el local a las 10:00. A veces tengo cola. Esto sucede desde que mi jefe, Pedro Pacheco, conoció a Graciela. Fue entonces cuando tuvo la feliz ocurrencia de hacer la peluquería "Unisex" . Hasta ese momento era sólo una barbería para hombres; pero Graciela, la cubana con la que mi jefe se lio, o se encamó, o vaya usted a saber, le convenció para ampliar el servicio a señoras. -Sólo es una cuestión de marketing -le dijo ella-, mientras le mordía la oreja. Al día siguiente colocaron un luminoso que decía "Grace & Peter - Estilistas". No hace falta decir que la cubana está "para mojar pan". Y con tan sólo un curso acelerado por correspondencia, ha llenado las paredes de diplomas y los sillones de parroquianos. Lo cierto es que yo, desde entonces, barro más que nunca y los clientes, los de siempre, los de la barba, ahora piden el servicio completo. Más cosas sobre peluquerías aquí en la Plaza... 

Este jueves, relato: Convocatoria. "Mis horas en la peluquería"

Imagen
Don Ricardo no era santo de mi devoción. Imponía, tan enjuto, tan circunspecto, tan estirado él con su guardapolvo gris.  Pero por más que me resistía no podía evitarlo. Los brazos fuertes de mi madre me arrastraban por toda la calle hasta ponerme delante de la puerta de la barbería. Una vez dentro la conversación se repetía una vez más: -¿Qué le hacemos al niño, Amparo? -Lo de siempre Ricardo… al cero, que vaya bien fresquito. Este jueves vamos a contar y cantar, si os parece, cómo es una jornada de peluquería. ¿De qué hablamos? ¿A quién ponemos de vuelta y media? ¿Qué ojeamos (porque de leer, nada) mientras nos llega el turno? ¿Qué pasa con ese insufrible dolor cuando nos hacen las cejas? ¿Nos dormimos mientras la rubia (o el "morenazo") nos lava la cabeza? Contar... contar, y no os importe pasaros, Tésalo está de viaje. Ya conocéis el funcionamiento. ¡Os espero! Aquí no hace falta pedir hora.   P A r T I C I P a N T E s : G u s T a V o Y E