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Este jueves, relato: Septiembre

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         Si septiembre no existiera, aunque duela, habría que inventarlo. Esa fue la conclusión a la que llegó Estanislao cuando a mitad de mes, o sea el día quince, hizo un repaso de esos primeros días. De entrada, en ese mes, él no cumplía años; sí en cambio era su santo, pero, y qué más daba, de todos era sabido que en su familia las onomásticas no se celebran. Un septiembre esperanzador encontró a Poker, un perro callejero que le fue fiel durante diez años y este septiembre, traicionero él (el mes, no el perro), lo perdió para siempre. Su fortuna, esa que todavía no tenía y con la que soñaba cada día le fue esquiva; hasta este mes, septiembre ingrato y desleal, bailaba al son de la Bono Loto: en los días impares, caprichósamente, acertaba sólo el reintegro, que invertía en los días pares en los que inexplicablemente nunca salía su número, con lo cual a final de mes, tenía el mismo euro, solo uno, suficiente para seguir jugando. Pero en septiembre...

Este jueves, relato: «Adivina, adivinanza». Participantes.

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Este jueves juegan conmigo: Ca R m e n AN d ú ja R L eo N O r C ha r o C o R té s M on t SE S a la M A G P a B l O M o lí d e l C an Y er J ua n Ca r lo s P e P E D em i u r GO M a Ma C e Ci T ra c Y D iv a DE N o ch e

Este jueves, relato: Concurso y Adivina, adivinanza

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El tema para este jueves es: «Adivina, adivinanza» Se trata de escribir sobre un lugar, ciudad, monumento, etc. dando suficientes pistas y sin descubrir el lugar. Los lectores utilizaremos las pistas para intentar adivinar de qué lugar se trata, dejando nuestra respuesta en «comentarios». Después de haber entregado todos los libros comprometidos de «Este jueves, relato II», han sobrado 10 ejemplares que vamos a entregar entre los jueveros que lo deseen.  Para esto he añadido en el título el apartado «Concurso» que consiste en lo siguiente: Adelantaré mi relato en esta misma convocatoria a modo de ejemplo, de forma que después de leerlo y adivinar de que lugar se trata me mandéis un correo  (alfredocot@gmail.com)  con la solución. Las cinco primeras respuestas acertadas que mandéis recibirán  dos ejemplares sin cargo alguno en su domicilio, indistintamente de donde sea. Recordar: 1.- Solamente las cinco primeras respuestas acertadas de m...

Este jueves, relato: Jueves olímpico

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Bolt se mantiene erguido, apoya la planta de sus Nike en la superficie porosa marcando sobre la arena rojiza la evidencia en la búsqueda de una mejor posición. Hunde la punta de su zapatilla para lanzarse en el primer salto. Espera concentrado el disparo que anuncia la salida. Su cuerpo proyecta a través de su sombra, ligeros y oscilantes movimientos hasta encajar ambas figuras en un todo absolutamente controlado. Su sombra y él son uno, juntos, a volar hacia la gloria. Pauta su respiración hasta memorizar los latidos. Siente el ritmo de sus pulsaciones y sueña; es lo único que reclama su atención: 135, 140, 145... golpean secuencialmente en el fondo de su pecho. Su habitual silueta, se desvirtuaba perfilando en su perímetro corporal las alteraciones propias de un tono muscular en alerta, especialmente los gemelos que presionaban sobre su piel en un intento de escapar hacia adelante. Un sudor helado le corre por la frente cuando ve por el rabillo del ojo, levantar el...

Este jueves, relato: Miedos infantiles.

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Está arriba del armario. Se asoma detrás de una vieja maleta de esas de cartón-tela con rayas marrones.  Es grande, feo, gris, oscuro..., muy oscuro. Se confunde con la negrura de la noche y su sombra se pasea acompañando el reflejo que, cada vez que pasa un coche por la calle, su destello ilumina la pared frontal. Tiene que ser malo, con esa pinta y escondido, no augura nada bueno. Desaparece cuando enciendo la luz, obvio, no quiere delatarse. Eso me obliga a dormir, cada noche y desde niño, con la luz encendida. Sigue allí en lo alto, escondido tras la maleta. Lo adivino, lo intuyo. A oscuras, situación que trato de evitar a toda costa, huele a rancio, a viejo, a podrido. Hoy con 68 años sigo durmiendo con la luz encendida, porque cuando la apago su sombra sale de detrás de la vieja maleta y su olor es insoportable. Más de miedos infantiles en el Blog de Charo

Este jueves, relato: Génesis de un personaje.

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Richard no había nacido. No había nacido, para figurar en el cuadro de honor con el que la Academia de Sabios Mundial, premia la labor de los pensadores más influyentes del siglo. Richard era tan sólo una sombra de sí mismo. Un proyecto inacabado. Una promesa en ciernes. Un cuerpo perdido en su mediocridad más próxima. Un alma sin mancha, dispuesta, sin quererlo, a enturbiarse con la primera basura que se le cruzase por ese recién iniciado camino. Nunca era el momento para modelar su génesis. Y así fueron pasando los años. Gris, impersonal, intranscendente, desapercibido, irrelevante, oscuro hasta no existir.                Richard no había nacido para los demás. Su historia estaba por escribir. Yo la conocía y su segunda parte, la de su vida con luz, que en este caso sí sería extraordinaria, estaba llena de títulos, méritos, reconocimientos, glorias… todo un prócer de referencia. Yo venía del futuro ...

Este jueves, relato: Renata la besadora.

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Este es el tema, algo retocado, que el azar me brindó para mi participación en el relato «in situ» en el pasado encuentro en Vilafamés.  Me puse a temblar como un niño. Aún recordaba lo que se decía de Renata: seducía, embrujaba, hechizaba… y todo eso con tan sólo un beso. Dejaba tras de sí ejércitos de idiotas lastimados por su magia. Ilusos que renunciaban a su mediocre vida para suicidarse con una aventura tan apasionante como imposible.  Llegó el día e impulsado por una decisión, cuyos resultados desconocía, compré un beso. El peso del pecado generó incertidumbre. Me preguntaba a cada segundo… ¿La besaré? Ese beso era mi primer beso y no lo podía ni quería perder. No me asustó la seducción, el embrujo o el hechizo, ni siquiera los miles de besos diferentes que daría a partir de ese beso. Esperé mi turno y cuando llegó el momento… ¡La besé! O tal vez, casi seguro, me besó ella. Un beso agridulce con el que vi el cielo y el infierno a la vez. Fue ese pecado l...

Este jueves, relato. El Museo de la noche.

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El Museo Nacional de Luciérnagas sólo abre en invierno. Cada viernes de octubre, noviembre y diciembre a las 20:00 el portalón extiende sus dos hojas de nogal hacia el interior dando paso a los afortunados visitantes que, tras costosas gestiones, han conseguido su ansiada entrada. Este viernes, el segundo de diciembre, la cola se prolonga hasta la parte trasera del edificio. Yo tengo el 40... La torre, almena del siglo XVI, está dividida por plantas. Cuatro. Y en ellas están repartidas por secciones las diferentes variedades de luciérnagas más extrañas, atractivas, deseadas, luminosas (aunque luminosas lo son todas) y coloristas. En las tres primeras los ejemplares están disecados, pintados, esculpidos, caricaturizados,  y en la última (reunidas con un esmero y celo extraordinario) están las vivas que se reponen puntualmente tal y como su vejez les va mermando su brillo, pasando entonces a las plantas anteriores. Son las 20:20 y la cola se acorta hasta que diviso la puert...

Este jueves, relato: Mi palabra favorita.

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Mi palabra favorita no es una, porque una no es suficiente para expresar lo que siento, para llamar a quien amo, para compartir un secreto. Hay palabras que divergen «vete», y otras que convergen «ven». Las hay que chocan «plaf» y otras que acarician «cariño», las que unen «amistad» o separan «egoismo». Las hay de cosas, muchas, casi todas, y también de nombres, menos, pero a veces más usadas y queridas. Las de los nombres «Alfredo, Alfonso, Alberto» se parecen hasta el punto de que a veces no te vuelves cuando te llaman o al contrario. Palabras favoritas que fueron dobles «fin de semana», «por favor» y hoy, como si vinieran de una guerra aparecen mutiladas «porfi», «finde». No obstante, como supongo que debo mojarme, hay va la mía Mi palabra favorita de este mes es mi nieto que cumple ocho años: ¡Alejandro! Más palabras en el diccionario de Dorotea

Este jueves, relato: El Chocolate... ¿Justiciero?

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Soy como un mar sin color de mar. En mi centro, ella, aleteaba desesperada. Perdida. Borracha de dulce. Desorientada sobrevivía a duras penas. Las orillas, perdidas en horizontes verticales, parecían inalcanzables. La fuerza disminuía mientras daba vueltas sobre sí misma. Su voluntad chapoteaba en busca de un milagro que se demoraba. —¡Injusto final! —grit ó. Lo intentó una vez más pero la gravedad le era adversa. Qué trágico. Qué grotesco. Qué ridículo. Sólo unos segundos y ella, la mosca más «cojonera» de todas, sucumbiría ante mí, en este inmenso tazón de chocolate. Más sobre chocolates en el blog de Maribel

Los jueves, relato: "Bendita Primavera"

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Mi primavera suena a obertura trompetera. Da lo mismo quién esté detrás de esas notas propias de la más exquisita fanfarria: Verdi o Wagner, Mozart o Tchaikovski. Da lo mismo, trompetas que tambores, la primavera siempre se hace notar. Cambia el color, el olor, la temperatura, la hora, hasta el ánimo, el nuestro, el de los animales y el de las cosas. «Señoras y señores, con todos ustedes… tachinnn, tachinnn, tachinnn: ¡LA PRIMAVERA!». Y es entonces cuando ella, vestida con tules vaporosos y desmedidas lazadas al viento, aparece entre una ligera lluvia de confetis y serpentinas que le hacen un pasillo multicolor. Una vez superada la excitante y aparatosa euforia de la bienvenida, la primavera, nos abraza con un solo de violonchelo, grave, alargando notas hasta suspenderlas en el tiempo, de tonos violetas como la Semana Santa. Entran en escena el resto de la orquesta que, con colorido renovado, prorrogan las partituras, dibujando en el cielo una bandada de prelud...

Este jueves, relato: Bajo el influjo de INSOMNIA

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Insomne me deslizo hacia un lateral de la cama y, apoyando los pies en el tibio parquet, me incorporo lentamente. Mi madrugada, se dibuja en mi subconsciente, paseándome en la penumbra que cubre el recorrido hasta el balcón. Mi primera visión se detiene ante un espantapájaros, vestido con mi ropa de ayer. Lo intuyo en la oscuridad de la habitación, acaricio sus hombros que reflejan las luces que se cuelan desde el exterior. Erecto, suficiente, ordenado, arriba esto y debajo lo otro. El extraño maniquí, al que siempre le ha faltado el sombrero de paja, me saluda ausente, descabezado, parco en palabras. Lo suyo no es la interlocución. Solamente una vez, en un alarde de locuacidad me confesó que su fuerte era vigilar mi sueño, o mi desvelo, que también los hay.   El objeto no tenía nombre, en el onírico mundo de mi existencia a medias no hacía falta, sólo vigilaba. Su sexto sentido era suficiente para identificar y señalar cada uno de los misterios de aquel rosario en bl...

Este jueves, relato: Una foto para mí.

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Slogan : «En un pequeño cuarto de un hotel». La habitación del fondo. La 820, la que no da a ningún jardín. La de los ruidos del tráfico y de las máquinas de aire acondicionado. La que fue testigo de tus preguntas y mis respuestas. La habitación del fondo. La que sintió cómo mis deseos salpicaban las sábanas blancas de la cama y rebotaban en sus paredes enteladas con lino escocés.  La habitación del fondo. Luminosa incluso en penumbra. Testigo muda de nuestros olores, los tuyos y los míos, de los tres porque fue entonces cuando decidimos tener un hijo. La habitación del fondo. La de conciliar diferencias. Sobrecogedora para dos artistas saturados de ideas abstractas en busca de la comunión romántica. Todo lo que era hermoso y poético lo encontramos en la habitación 820, la del fondo. Más fotos que te sugieren cosas en el Balcón de Casss

Este jueves, relato: Las Sinsombrero

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Nos hemos manifestado. Hemos caminado codo con codo ondeando banderas de libertad, reivindicando en voz alta exigencias a las que tenemos derecho. También lo hemos hecho en silencio, elevando al cielo carteles con manos blancas más elocuentes que nuestros propios gritos. Hemos compartido pancartas con lemas concisos, contundentes y fáciles de entender.  La marcha a veces pausada, ha conectado las miradas de activistas soñadoras con las de testigos indiferentes. Ojos, que terminan siendo cómplices de elocuentes expectativas. La evolución, el avance y la denuncia, han enraizado con las conciencias más receptivas. Las raíces de la base ya hace tiempo que huelen a tierra húmeda y fértil, pero el reconocimiento, el respeto y la complicidad se hacen de esperar, cuando no son inexistentes. Ahora después del reposo, sólo cabe desear la consumación de una evidencia, una de los muchas exigida y depositada en este contenedor de deseos por manufacturar que es esta Generación. El f...

Este jueves, relato: Blanco y negro.

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En mi familia cuando jugábamos al dominó, el que tenía el seis doble, además de empezar la partida, la ganaba. En mi familia siempre se han hecho trampas en los juegos de mesa. Sin embargo sacar a colación en este momento el dominó, no es necesariamente por el resultado, ni por el entretenido placer de mover y mezclar las fichas después de cada mano, ni siquiera por la obligada y asumida norma de mantenerlas en erecta verticalidad mirando al cielo. En mi familia el dominó era muy particular: lo negro era blanco y lo blanco, naturalmente, negro. La parte posterior de las fichas era de un insolente blanco hueso y la delantera, la que mostraba la numeración era negra, con los círculos en blanco. Nunca he sabido por qué, ni cómo llegó ese dominó a mi casa. Desde hace años, jugar al dominó con las fichas normales, es todo un aburrimiento. Más blancas y negras con Matices 

Este jueves, relato: Travesuras.

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«El Patio de mi casa es particular, cuando llueve se moja, como los demás…» En eso estaban las mellizas, cuando Alex irrumpió dando pelotazos a diestro y siniestro. Los pollos y las gallinas huyeron en busca de un lugar seguro. Los conejos, atónitos y molestos se refugiaron en la conejera. Tan sólo “Chocolate” quedó quieta, enfrentada al perturbador infantil. No iba a consentir ninguna revolución en el patio. Alex tomó posesión del espacio, midió con la mirada e imaginó la portería entre la maceta de geranios y el botijo que, al fresco, colgaba de un alambre. Dio un paso atrás y chutó con todas sus fuerzas, la pelota se coló por el lateral del botijo, rozando el pitorro que acabó rompiéndose. Chocolate, (la cabra blanca con nubes marrones) se percató de lo grave de la situación y de su responsabilidad de mantener el orden en aquel patio florido. Saltó sobre sus patas traseras e impactó con sus diminutos cuernos en el trasero de Alex, al que derribó tumbándolo de plano sobr...

Este jueves, relato: Cumpleaños

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En general, los fantasmas, no cumplen años. Pero este,  el del jueves pasado, sí.  No sólo cumple años, además los cumple cada ciento ochenta y dos días, por lo que es el doble de viejo que cualquier otro. Esas cosas se notan e indistintamente de que se sea, o no, fantasma… los años pesan..., y pasan. En esta ocasión, su cumpleaños, no cayó en ese fatídico sábado en el que se ausentaba para matar y pudo celebrarlo con su pareja, ¡fantasma como él, claro! El evento se perpetró en un restaurante "cinco estrellas", el mejor del purgatorio: Transición, se llamaba. En la mesa, ella se dirige a él con una rosa roja en la mano. Él la mira inmutablemente a los escondidos ojos mientras recibe y aprieta el tallo del placentero vegetal, dejando en el blanco mantel un sedoso y cristalino charco de sangre. Ella devuelve la mirada, se inclina y lo besa mientras con los dedos juguetea en el charco púrpura. Después del prolongado beso acerca su dedo índice sobre la parte delanter...

Este jueves, relato: Una de fantasmas.

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Las paredes del cielo estaban desnudas, él corría de una a otra sin dejar rastro. No tenía cuerpo. No tenía sombra, por no tener no tenía ni nombre. Sólo un apodo, un alias por el que nadie le conocía: "El Fantasma". Era como una nube transparente que rebotaba en las cuatro paredes de esa esfera cristalina que llaman Universo. Su año, que no el nuestro, tenía solo ciento ochenta y dos días y todos eran sábado. Un día al año, justo a las doce de la noche, cuando acababa un sábado y empezaba el siguiente bajaba a la tierra para hacer lo único en lo que era un experto: ¡Asustar... mortalmente! Antes de ser un nimbo sin dimensiones, era humano, con toda la carga de defectos y malformaciones que ello supone. Recuerda épocas gloriosas en ese erial lacrimógeno en el que se había convertido su odiado y, a la vez, añorado  planeta.   Personas de todo tipo, edad y pelaje pueblan los cementerios por su singular y cruel extravagancia de asustar sin piedad a unos y otros en...

Este jueves, relato. Cierre de convocatoria

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En nuestro paso por la peluquería, ha habido de todo: Hemos cortado, rizado, mechado, coloreado, degollado, pelado, recordado, amado, engañado, ligado, barrido... en fin, que hemos sido, a la vez, ayudantes, estilistas, barberos y clientes. En definitiva, que un corte de pelo parece que da para mucho. Y ahora que todos estamos como un pincel de aseaditos, limpios y presentables es hora de irse de Fiesta. Por ejemplo, la que nos propondrá mañana C h a r o desde su blog: "¿Quieres que te cuente?"    Agradecer el arte y la generosidad de Casss que una vez más hizo los dibujos de los enlaces. Besos

Este jueves, relato: Mis horas en la peluquería.

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Cada día abro el local a las 10:00. A veces tengo cola. Esto sucede desde que mi jefe, Pedro Pacheco, conoció a Graciela. Fue entonces cuando tuvo la feliz ocurrencia de hacer la peluquería "Unisex" . Hasta ese momento era sólo una barbería para hombres; pero Graciela, la cubana con la que mi jefe se lio, o se encamó, o vaya usted a saber, le convenció para ampliar el servicio a señoras. -Sólo es una cuestión de marketing -le dijo ella-, mientras le mordía la oreja. Al día siguiente colocaron un luminoso que decía "Grace & Peter - Estilistas". No hace falta decir que la cubana está "para mojar pan". Y con tan sólo un curso acelerado por correspondencia, ha llenado las paredes de diplomas y los sillones de parroquianos. Lo cierto es que yo, desde entonces, barro más que nunca y los clientes, los de siempre, los de la barba, ahora piden el servicio completo. Más cosas sobre peluquerías aquí en la Plaza...