...New York, infinito (1)
Oí decir que el lema que preside la vida en esta frenética ciudad es “Ride the Wave” algo así como “Cabalgar en la cresta de la Ola” una forma de entender y personalizar un estilo de vivir lo cotidiano, pero aún siendo cierto, New York no sería la gran ciudad que es, si no proporcionase otras alternativas diametralmente opuestas en las que la tranquilidad, el ocio sosegado, la contemplación y el descanso compartido, no fueran estímulos placenteros y reconfortantes y prueba de ello son algunos ejemplos como los paseos tempraneros por Central Park , una dilatada visión del Skyline desde el Brooklyn Heights Promenade , una lectura corta en el Walt Witman Park o incluso un reencuentro con la paz y el silencio asistiendo a la Solemne “Celebration of the Lord’s Pasión” con el “Miserere mei Deus” de Allegri o el “O vos omnes” de Casals en la Holy Family Church . Pero esa hiperactividad de la que difícilmente queremos escapar contagia sin excepción a propios y extraños que acudimo