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Mostrando entradas de diciembre, 2020

Este jueves, relato: Una Nochevieja diferente.

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31 de diciembre de 2020 La habitación era oscura y fría. Un soplo tímido de luz se colaba por aquel enrejado ventanuco cuya única hoja no abría desde hacía años. Nunca, en la cena de Nochevieja, había estado tan solo. Su irreversible estancia en ese cruel entorno jamás le había deparado una noche tan triste e interminable.   Empezó con un viejísimo amontillado de Pedro Ximénez con el que acompañó un salteado agridulce de frutos secos. A continuación le sirvieron unas delicias de morcilla de Burgos con habitas que regó con un potente Pago de Carrovejas —viejo conocido de los barros de Peñafiel—. Siempre le llamó la atención el maridaje que habían impuesto las modas en la restauración, del que nunca había sido partidario; pensó que ahora el ceremonial lo requería. Giró la copa, que movió en círculo viendo como el rojizo caldo se paseaba por el interior del cristal. Buscó, iluso, con la mirada perdida, un cómplice con el que brindar. La Dorada a la sal, fue su tercera elección, guarne

Este jueves, relato: Navidear

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Mi calle, en Navidad Mi calle era estrecha y larga —así, la recuerdo—. Esa calle, de casas de un solo piso y planta baja con corral, tenía nombre de heroína y, ambas, la calle y la heroína, fueron testigo de mis primeras navidades. Me veo en ella niño, descubriendo olores, compartiendo juegos, haciendo amigos e inventando enemigos. Frente a mi puerta, las casas se interrumpían y el sol se colaba por ese hueco iluminando las fachadas que iban del 60 al 68. Ese gran solar —casi campo abierto— era cuartel general de lagartijas, perros, gatos y alguna que otra gallina desertada del algún gallinero cercano. Desde mi habitación adivinaba el paso de los coches por las luces que se reflejaban, deslizándose fugazmente, en las paredes y techo en penumbra. Quise coger miles de veces aquella luz, que siempre me sorprendía con inesperada ventaja. Junto a aquella luz, otras, aparecían de la nada siempre el día 22 con la cantinela de la lotería de fondo. Unas luces y otras anunciaban la Navidad. Luce

Este jueves, relato: Chocolates

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El sol, todavía sesgado, entra de este a oeste y aún no alcanza el suelo. Las puertas se abren. El mercado empieza a animarse. El público llena los pasillos en busca de la primera delicadeza que echar en su bolsa de la compra. Facundo es el de los chocolates. Todo lo tiene ordenado a lo largo del mostrador y en la vitrina trasera. Es el único vendedor que hace siesta arbitraria e indiscriminada. Su edad y obesidad le producen un sopor que hace que el sueño le venza a cualquier hora del día. Primero se deja caer sobre un banco sin respaldo apoyando la inmensa espalda en la vitrina trasera. Sueña, en segundos, una historia que dura mi­nutos y que le perturba siesta tras siesta: «¡Abre la parada y los chocolates no han llegado!».   El negro siempre llega el primero, tarde pero el primero. Serio y circunspecto. Refunfuña y protesta hasta el aburrimiento. Su primo pequeño, el que es con leche, que siempre le acompaña, no le hace caso. Mejor así. El con pimienta está a punto de

Este jueves, relato: Historias olvidadas

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                                                                                                                            Tésalo (Luis Arias) En el prólogo del libro «Este jueves, relato, I» —Ejercicio narrativo que fija en fecha y papel las inquietudes de nuestro grupo—, su creador Luis Arias, más conocido por Tésalo, en un alarde de abstracción reflexiva, subrayaba estas pequeñas joyas: «Una convocatoria es un abrazo, por lo tanto no hay lugar en ellas a imposición alguna». «La vocación, ¡por fin!... ella es la clave». «He sido de ti, como has sido de mí a lo largo de estos años, nos hemos hecho uno y otro cada jueves». Casi diez años después, nuestros blogs siguen escupiendo convocatorias y respuestas en un bucle que no parece tener fin. Desde mi blog, en esta ocasión, me tomo la licencia de lanzar al aire este «Recuerdo juevero»,   homenaje al padre de la criatura: «Querido Tésalo, este jueves próximo podría ser más o menos el que hace 440. Mucha batería se ha consumido

Este jueves, relato: Reuniones

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  Colores para la Navidad .   El primero en llegar fue el rojo, serio, elegante, luminoso; era el responsable de la reunión. También era el más relevante, cabeza visible y portador de emociones y sentimientos, parecía que todo giraba a su alrededor. Cuidadoso y pulcro ordenaba sobre aquella superficie transparente los guiones personalizados que mas tarde repartiría con la precisión de otros años. En segundo lugar llegaron, juntos, el amarillo y el verde. Alegres, vivos y frescos, canturreando por lo bajo algo de una zarzuela que no llegué a reconocer. Ambos con cometidos diferentes: el primero para enlazar, envolver, atar los buenos deseos y proporcionar la fortuna soñada y, el otro, el verde, como soporte o fondo, algo así como la esperanza en forma de espacio escénico donde se sucedían los momentos de más fuerza interpretativa, ambos sabían de la importancia de su papel, aunque sólo fuese un papel secundario. El dorado entró, aún sin haberse cerrado la puerta, vestido de trig