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Mostrando entradas de julio, 2014

Este jueves, relato: Él y sus Circunstancias.

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La suya es una enorme y pesada circunstancia. Toda la que a través de los años ha ido añadiendo a su cuerpo, como la nieve se adhiere a sí misma ante la inevitable y vertiginosa caída. Como las superpuestas cortezas del tronco de un árbol que tan solo sirven para revelar a golpes de hacha la madurez de ese corazón cansado de crecer. Empezó gustándose tal cual, no había espejos en los que referenciarse y a ciegas empezó una loca carrera a ninguna parte. Justificó su soberbia, su vanidad y su ira confundiéndolas con equivalencias de las que carecía. Las imitaba con tal convicción que parecían llevar sus apellidos. Pero también en eso se equivocaba, la sombra de la desigualdad, la escasez y la vejación de su adolescencia, dibujó en su futuro inmediato unos irreales pájaros negros con alas de plomo. Su condena sólo se purgó con la otra condena, la del cuerpo. Y al final, Él y sus circunstancias dejaron de pesar para su entorno más cercano y especialmente para él mismo. Más ci

Palabra 31 de 52: "Manos"

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Mis manos se visten de fiesta cuando te tocan. Eres tú la seda, tú el algodón. Mis manos se desnudan, y osadas, viven el robo de tu desnudez. Mis manos te estrenan y me abochornan, sobre ti parecen más viejas.   Mis manos te disfrutan sin buscarte, y te encuentran en lo oscuro. Más sobre manos en el Blog de Sindel

Los domingos... Limpieza General. Aireando viejos relatos. "Dos Ventanas"

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A diario, me asomo al exterior a través de dos ventanas, respiro y suspiro en cada una de ellas. La más grande, con dos inmensas hojas de cristal, me transporta a una realidad cotidiana. Recreo la mirada, y mi ensimismamiento es compartido por palomas, gorriones, helechos y un laurel, y siempre por un cielo tan variado como los gustos; hoy por ejemplo está gris plomizo, serio y circunspecto, pero me gusta. Cuando amanece y se gasta la madrugada, me repito: “Hoy, puede ser un buen día. Confiado, me lo creo, Cuando anochece, todavía con los últimos rayos del sol, pego la nariz al cristal y repaso lentamente los misterios de las horas vividas, y veo esconderse la luz por mi derecha. Entonces, solo, en esa soledad consentida me dejo seducir por el pautado ronroneo de las palomas. La otra ventana, sigue a continuación. Ésta, mucho más pequeña y de una sola hoja de tacto líquido me lleva a un mundo virtual, que cada vez lo es menos, y converso con ella, o mejor dicho, a través de

Este jueves, relato. La Máquina del Tiempo.

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Tic, tac… tic, tac… tic, tac... El corazón de la máquina del tiempo late acompasadamente. Un ritmo tan preciso como insolente e inquietante. En el corredor de la muerte los relojes son la vida para sus inquilinos. Una vida concreta, limitada, pero sincera, con las expectativas claras de un futuro determinado. Un final, una hora, un minuto, un segundo… y se acabó. Una vez, alguien se burló del inexorable y calculado tiempo y en el último latido vio la luz, y el corazón de la máquina empezó con un tiempo nuevo, abstracto e indeterminado, no lo recuerdo bien, tal vez… sólo sucedió en la ficción. La escena quedó aprisionada en tiempo y lugar. Años después todavía veo en aquella pantalla de estuco blanco las figuras en blanco y negro, llorando de desesperación primero, y de alegría después. ¿Ha pasado realmente el tiempo…?  Para mí sí, a veces lento, a veces atropellado, pero pasa. Pero en esa pared de aquel cine de verano, las penas y las alegrías siguen quietas en sus des

Palabra 30 de 52. "Gracias"

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El ascensor descendía sin reparos piso tras piso. Él, no podía evitar mirar de reojo a la señorita que le acompañaba en solitario desde la planta veintidós. Permaneció en silencio hasta que en la segunda, se armó de valor y la abordó tímidamente: -¿Chanel  5? -Sí, ¿le molesta? -Al contrario, me seduce. -Muchas gracias caballero. -¡Gracias! Las que usted tiene, señorita. Demasiado tarde, se abrió la puerta sin tiempo de nada más. (Que yo sepa…) Siguiendo una idea de Sindel

Este domingo, vamos de Museos. "De los Soldaditos de Plomo"

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              L’Iber, Museo de los Soldaditos de Plomo está situado en un antiguo palacio de estilo gótico ubicado en la calle Caballeros, próximo a la  Catedral de Valencia. En su origen fue residencia del marqués de Malferit, siendo uno de los edificios de la época mejor conservados.     En 1893 se realizaron importantes reformas a partir del proyecto del arquitecto Lucas García Cardona. La nueva fachada, vinculada a modelos del renacimiento italiano transformó en buena medida sus espacios interiores durante la segunda mitad del siglo XIX.      En la actualidad, se ha configurado como centro cultural de la Fundación Libertas 7.     Don Álvaro Noguera Giménez, a principios de los años 80, puso en marcha su ansiado proyecto de instalar un museo de miniaturas.  Antiguos juguetes conservados desde su niñez, y su condición de ferviente coleccionista, dieron origen al más de un millón de piezas que, aproximadamente, posee el museo como material artístico en ex

Palabra 29... "Miedo" y relato del jueves... "Túneles"

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Una mañana de primavera Ernesto se levantó… y había perdido la guerra. Hace muchos años de esto, pero en el Túnel del Tiempo, quedaron heridas por cerrar. Las heridas de una guerra que no había pedido y de la que irremisiblemente se convirtió en propietario de la derrota. Fue entonces cuando empezó la suya, la de cada día, la del miedo, la de las restricciones, los sacrificios, las pérdidas y las ausencias. Y a ese Túnel de pánico ruidoso y carreras hacia la muerte, le siguió otro Túnel no menos oscuro, el de la sangre seca, el recelo y la realidad lacerante de también haber perdido la victoria.    Las guerras son oscuras… TODAS, y las que se hacen en nombre de algún dios, no sólo son escuras sino que además, huelen a podrido. Hoy, en ese túnel, los que lo andan cada día como único camino para ver la luz, tienen unas aberturas hechas a mano para iluminar y ventilar. Asoman la nariz, respiran y vuelven a seguir buscando la luz. A este Túnel Oscuro le aporta algo de

Palabra 28 de 52: "Noche"

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La Noche... tendida al Sol. Siguiendo una idea de Sindel

Los domingos... Limpieza general: Mascagni. (Aireando viejos relatos)

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Los Corleone mueren con Mascagni de fondo.     He visto por enésima vez, la tercera entrega de “El Padrino” y por enésima vez he deseado inconscientemente que llegaran las escenas finales del desenlace en el teatro Massimo de Palermo, justo donde el veterano Carmine Coppola recoge en minutos concentrados la esencia de la Opera de Pietro Mascagni: Cavallería Rusticana dentro de un paquete de temas sicilianos, una tarantela y una mazurka, claras melodías folklóricas que ambientan las estancia de Michael en Sicilia.     Un día, Pietro Mascagni, puso el ojo sobre una página de la revista Il Teatro Illustrato en la que se daba la noticia de la tercera convocatoria de un concurso de óperas de corta duración, promovido por la Editorial Sanzogno y dirigido a jóvenes compositores con un premio en dinero y la inmediata puesta en escena de las que lograran los tres primeros lugares. El plazo de entrega estaba cercano y el tiempo escaseaba.     El compositor buscó con ansiedad un pu

Este jueves, relato. Un momento especial.

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D. Ricardo no era santo de mi devoción.  Imponía, tan enjuto, tan circunspecto, tan estirado él con su guardapolvo gris. Pero por más que me resistía no podía evitarlo. Los brazos fuertes de mi madre me arrastraban por toda la calle hasta ponerme delante de la puerta de la barbería. Una vez dentro la conversación se repetía una vez más: -¿Qué le hacemos al niño, Amparo? -Lo de siempre Ricardo… al cero, que vaya bien fresquito. Sentado al fondo de la sala esperando mi turno, vivía aquel momento como algo especialmente dramático, un martirio sin merecerlo, una humillación de irreparables consecuencias. -A ver niño… ¡Estate quieto! Deja de mover la cabeza o te llenaré de trasquilones. La máquina de esquilar, se paseaba desde la nuca a la frente y desde la oreja derecha a la izquierda. Arrasaba con todo pelo que se le ponía por delante. Mis atributos capilares se esparcían por el suelo, mechones de pelo desraizado que nunca más volverían a deambular compactos por m

Palabra 27 de 52: "Puentes"

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Era un puente de nubes.  Sólo lo cruzaban los sentimientos, las ideas, la ilusión, el amor…  Una vez lo intentó un cuerpo y se perdió irremisiblemente en la inmensidad del vacío. Siguiendo una idea de Sindel