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Mostrando entradas de enero, 2021

COT_idianeidades de un pensador: «La tele».

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  La tele Castigo de Dios, ¡seguro! En esta compra he invertido todos mis ahorros, 600 euros. Todo el saldo después de restarle a la pensión, alquiler, luz, gas, agua, súper y, lo más importante, el seguro de Santa Lucía—. He invertido, decía, comprándome una tele —no una nueva, que también—, la primera de mi vida. Pero no la oigo. No es que esté sordo, no —que algo sí estoy—; es que las adversidades sonoras y acústicas me agreden todas a la vez. Los gritos incesantes de los niños de un colegio próximo; la agresiva circulación constante de coches y camiones que transitan como locos por la puerta de mi casa; la vecina de arriba —y a veces, la de enfrente, y otras, la de abajo— que cantan a grito pelado lo último de Bisbal; el obrero del cuarto que ha entrado en fase de demolición de tabiques y su pelea con los ladrillos es como un combate ininterrumpido. Por la noche, cuando todo vuelve a la calma y callan los niños, las vecinas, los coches, los camiones y la maza del albañil reposa

Sueños pandémicos

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Sueños pandémicos Tranquilo, tengo en mis manos tus sueños de esta noche y te aseguro que son inspiradores y reconfortantes. ¡Por fin algo me distancia de la muerte! Te cuento...: Había nacido para no ser nadie ni nada. Las diferentes etiquetas con las que el tiempo ilustrarían mi cuerpo dejaban bien clara mi identidad: Androide, robot, asesino, autómata, muñeco, extraterrestre, cósmico, ángel, demonio. Todas ellas se superponían unas a otras como las capas de una cebolla, y todas, y cada una, me mentían como imágenes deformadas en un espejo convexo. Con el tiempo —tiempo, que no medía ni sentía—, y como proyecto 4.0 por rastrojo, fui portador de los más variados menesteres. Olía a aceite, a circuito, a memoria, a quemado, a ausencia, a oscuro; olí a rancio el día que, sin saber lo que era, perdí la fe, también la esperanza. Compartí anaquel con otros de igual ruido, color, tamaño y abandono. En horizontal, descansando sobre la mesa de acero inoxidable, esperaba que la mano experta del