Este jueves, relato. El Museo de la noche.
El Museo Nacional de Luciérnagas sólo abre en invierno. Cada viernes de octubre, noviembre y diciembre a las 20:00 el portalón extiende sus dos hojas de nogal hacia el interior dando paso a los afortunados visitantes que, tras costosas gestiones, han conseguido su ansiada entrada. Este viernes, el segundo de diciembre, la cola se prolonga hasta la parte trasera del edificio. Yo tengo el 40... La torre, almena del siglo XVI, está dividida por plantas. Cuatro. Y en ellas están repartidas por secciones las diferentes variedades de luciérnagas más extrañas, atractivas, deseadas, luminosas (aunque luminosas lo son todas) y coloristas. En las tres primeras los ejemplares están disecados, pintados, esculpidos, caricaturizados, y en la última (reunidas con un esmero y celo extraordinario) están las vivas que se reponen puntualmente tal y como su vejez les va mermando su brillo, pasando entonces a las plantas anteriores. Son las 20:20 y la cola se acorta hasta que diviso la puerta de