Este jueves, relato: Una Nochevieja diferente.
31 de diciembre de 2020
La habitación era oscura y
fría. Un soplo tímido de luz se colaba por aquel enrejado ventanuco cuya única
hoja no abría desde hacía años. Nunca, en la cena de Nochevieja, había estado tan
solo. Su irreversible estancia en ese cruel entorno jamás le había deparado una
noche tan triste e interminable.
Empezó con un viejísimo
amontillado de Pedro Ximénez con el que acompañó un salteado agridulce de
frutos secos. A continuación le sirvieron unas delicias de morcilla de Burgos
con habitas que regó con un potente Pago de Carrovejas —viejo conocido de los
barros de Peñafiel—. Siempre le llamó la atención el maridaje que habían
impuesto las modas en la restauración, del que nunca había sido partidario; pensó
que ahora el ceremonial lo requería. Giró la copa, que movió en círculo viendo
como el rojizo caldo se paseaba por el interior del cristal. Buscó, iluso, con
la mirada perdida, un cómplice con el que brindar. La Dorada a la sal, fue su
tercera elección, guarnecida con un delicioso puré de patatas, dejándole un
tímido sabor a huevos y mantequilla, que contrastaba con el sabroso pescado. Su
deteriorado recuerdo, en un último esfuerzo, le llevó a emparejarlo con un
blanco frío y afrutado, suave y redondo «en boca», no era la primera vez que
sucumbía ante el encanto dorado de aquel Ermita d´Espiells, anecdóticamente,
esta sería la última copa de ese néctar pajizo con el que tantas veces había
pecado.
Tanto beber y sin embargo,
la boca se le secaba por segundos, el vértigo que estaba alojado en su estómago
no tenía consuelo y no esperaba afectos… ¿Para qué? Nunca fue de postres, ni
tampoco en esta ocasión. ¿Qué necesidad tenía de añadir más dulces a una
realidad cada vez más desenfocada e inevitable? Así que terminó su gran
banquete con un moscatel de La Marina, goloso y amable, casi como un bombón
líquido. A continuación las uvas.
Oyó las doce campanadas que
acompañó, desconfiado, con sendos granos de uva. Al doceavo repique le siguió otro
de diferente sonido. Este, el trece, repetía sobre el metal de su puerta:
«¡Toc, toc, toc... Condenado
a muerte, es la hora!»
Unas Navidades sin duda alguna diferentes , las últimas de su vida.
ResponderEliminarUn buen texto que te hace pensar que las últimas horas tus pensamientos y recuerdos son impresionantes. Un fuerte abrazo y feliz 2021
Gracias, Campirela. Dicen que en esos últimos momentos pasa por tu mente toda tu vida. A este condenado solo le importó recuperar, en un orgasmo gastronómico, sus placenteros recuerdos gustativos. Besitos y Feliz 2021.
EliminarUuuhhh impensado final para esa cena de degustaciones y brindis en solitario! Muy bueno Alfredo, con excelentes detalles de gourmet que invitan a paladear 😁 . Impecable cierre para otro ciclo juevero que aguarda reiniciarse en breve😉 alzo mi copa y celebro por este intercambio que sigue latiendo entre nosotros😄
ResponderEliminarAlzo al mismo tiempo la mía para brindar contigo por estos latidos que nos unen, con el deseo de que se perpetúen en el tiempo. Feliz 2021. Besitos.
EliminarSorprendente giro. Me ha encantado. Me uno al brindis levantando mi copa: Por los jueveros.
ResponderEliminarGracias por participar en mi primera convocatoria.
Feliz Año. Un saludo
Gracias, Leonor. Oportuno estreno juevero al que, seguro, le seguirán muchos más. Besitos y feliz 2021.
EliminarBueno, este pobre ya no tendrá que preocuparse ni de la evolución de la pandemia ni del medio ambiente ni de nada. Le queda, eso sí, una comida exquisita. Nunca será un consuelo, pero al menos se despide del año y de todo con la panza llena.
ResponderEliminarUn gran giro final en un buen relato.
Un abrazo, Alfredo, y feliz 2021.
Gracias, José Vicente. Es otra forma de complacerse, ir al final con la panza bien llena, Abrazos.
EliminarBuenísimo. Una maravilla ese final de trece campanadas.
ResponderEliminarUn lujazo leerte. Un abrazo enorme, y feliz año nuevo
Gracias, Albada. Otro abrazo para ti y un deseo de felicidad y salud.
EliminarI M P R E S I O N A N T E!!! Siempre he pensado que se debe sentir en un momento así. Aunque es durísimos me ha encantado. Besos y feliz año.
ResponderEliminarGracias, Inma. Me gusta que te guste. Es fácil escribir desde la galería (nunca mejor dicho). Besos y feliz año.
Eliminarremendo final, me he quedado muerta.
ResponderEliminarBesos