Este jueves, relato: Reuniones
Colores para la Navidad.
El primero en llegar fue el rojo, serio, elegante, luminoso; era el
responsable de la reunión. También era el más
relevante, cabeza visible y portador de emociones y sentimientos, parecía que
todo giraba a su alrededor. Cuidadoso y pulcro ordenaba sobre aquella
superficie transparente los guiones personalizados que mas tarde repartiría con
la precisión de otros años.
En segundo lugar llegaron, juntos, el amarillo y el verde. Alegres, vivos
y frescos, canturreando por lo bajo algo de una zarzuela que no llegué a
reconocer. Ambos con cometidos diferentes: el primero para enlazar, envolver,
atar los buenos deseos y proporcionar la fortuna soñada y, el otro, el verde,
como soporte o fondo, algo así como la esperanza en forma de espacio escénico
donde se sucedían los momentos de más fuerza interpretativa, ambos sabían de la
importancia de su papel, aunque sólo fuese un papel secundario.
El dorado entró, aún sin haberse cerrado la puerta, vestido de trigo y oliendo a sol; eterno aspirante reflectante, sofisticado. Se sentó de espaldas a la cristalera.
El violeta y el rosa tardaron un poco más, tímidos, reservados, saludaron discretamente y se sentaron juntos al final de la gran mesa, con gran ternura cruzaron sus brazos y esperaron los acontecimientos, que un año más exigiría su máxima dedicación.
De par en par se abrieron las puertas para la entrada solemne del blanco. Estable, puro, seguro y parsimonioso en sus movimientos; ocupó el sillón junto al rojo que lo buscaba con la mirada, demandando esa porción de justicia, equidad e inocencia de la que su inmaculado amigo recién llegado, era portador.
El azul entró a continuación. Ensimismado, como inmerso en aguas
profundas, armonioso e inspirando una envidiable confianza, propia del que está
iluminado por los celestes brillos de un firmamento de interminables lecturas.
Llegó la hora y faltaba el de siempre. Su demora, no siendo grave, ponía
de manifiesto su condición de color triste, mediocre. Pausado, avanzó hasta
ocupar su asiento, saludando con un gesto de medio tono y con cara de aburrido,
justo en ese momento, tomó la palabra el rojo, que dijo:
«Ahora que por fin ha llegado el
gris, empecemos con el plan para inundar de colores al Mundo en esta Navidad».
Una descrpción magistral del sentido profundo de los colores sean flores o manchas de una pintura al óleo. Es un vodevil multicolor y al mismo tiempo una reunión seria y pausada cuyos participantes participan de un gran proyecto común. Gracias por participar y un abrazo
ResponderEliminarGracias a ti, Dorotea. Siempre es un placer responder a tus convocatorias. Besos
EliminarMagnífica descripción de los colores y el efecto que causan . Una reunión de lo más peculiar y elegante. Felicidades a esa imaginación . Un abrazo
ResponderEliminarGracias, Campirela, por tu incondicional visita. Era fácil ir desgranando los colores y su libre interpretación. Besos.
EliminarY me permití visualizar toda la escena, fascinante.
ResponderEliminarAbrazo
Gracias, Mujer de Negro, por tu comentario. Me alegra que te haya llegado esa parte cinematográfica del texto. Besos.
Eliminar...Y colorín colorado, me quedo con todos esos colores que significan diversidad e inclusión. Están todos, estamos todos, lo que justifica que como sea, nos podamos reunir,aunque no seamos más que tres (es importante el impar para desempatar, jajaj). Hermoso por como está redactado y lo que significa hasta en el punto y la coma. Un abrazo.
ResponderEliminarTres sin contar a los niños, lo cual me lleva a otros tres (doy por supuesto que nosotros ya no lo somos, que no lo tengo claro). Gracias por valorar las herramientas del texto aunque solo sean colores. Besos
EliminarLos colores van desfilando para integrarse en un mundo que los necesita más que nunca.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, Alfred, por tu visita y comentario. Cierto, estamos necesitados de toda la fantasía que podamos acumular. Abrazos
EliminarQué reunión más alegre, positiva , atractiva y renovadora, justo lo que las navidades necesitan.
ResponderEliminarMe encantó esa reunión y daría lo indecible por estar en ella.
Un abrazo
Gracias, Tracy, te cuelo de rondón en ella, eres el naranja: nunca falla, redondo, perfectamente imperfecto. Besos.
EliminarGracias, me encanta el naranja, ahora mismo estoy vestida de ese color.
Eliminar¡ Desterremos el gris de nuestras vidas y vivamos rodeados de alegres colores !
ResponderEliminarUna reunión llena de luces y con un mensaje esperanzador.
Besos amigo.
Pobre gris, si lo único que es es tardón. Luego se lo curra como el que más. Te lo digo que yo que soy un enamorado de los grises... (todos, que son muchos). Tú, por ejemplo, brillas como el gris perla. Besos, amiga.
EliminarUna reunión muy colorida, donde cada color tiene valor en si mismo y donde el mismo gris es imprescindible. Besos.
ResponderEliminarGracias, Inma. Nadie es imprescindible, por muy color gris que sea. Besitos, amiga.
EliminarUna reunión original y necesaria. ¡Pintemos el mundo de cololes, Rodolfo!
ResponderEliminarYo pongo el verde, cargado de esperanza y el dorado, lleno de sol.
Besos
Gracias, Myrian. Lo pintaremos y no te quepa la más mínima duda que se lo trasladaré a Rodolfo.
EliminarEl verde y el dorado te quedan de cine. Besos
Ingeniosa y colorida tu aportación… Has dado una muy acertada personalidad a cada uno de los colores, además de una gran y hermosa misión que llevar a cabo, en la que todos y cada uno aporta…
ResponderEliminarMuy bueno, Alfredo.
Abrazo, y feliz finde.
Gracias, Ginebra. Los colores están ahí, podemos utilizarlos a gusto y ser como ellos. Abrazos y gracias por tu visita.
EliminarCurioso relato, muy divertido e imaginativo
ResponderEliminarUn saludo
Gracias, Víctor. Imaginación en tiempos de pandemia. ¡Qué remedio!. Abrazos
EliminarPreciosa manera de disponernos todos, incluso los colores, para un nuevo renacer festivo 😊 me encantó.
ResponderEliminarGracias, Mónica. Estas fiestas son también, como tú dices, para renacer. Besos
EliminarMuy bueno, esa reunión de colores, tan viva y esperanzada, hasta que el gris nos llega, inundando los corazones en este año de porquería.
ResponderEliminarUn abrazo. Me ha encantado, por cierto
¡Porquería! Y más calificativos de ese tipo se le podrían aplicar. Esperemos que al menos, el gris, nos saque de ella. Besos y gracias por la visita.
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