...New York, infinito (1)
Oí decir que el lema que preside la vida en esta frenética ciudad es “Ride the Wave” algo así como “Cabalgar en la cresta de la Ola” una forma de entender y personalizar un estilo de vivir lo cotidiano, pero aún siendo cierto, New York no sería la gran ciudad que es, si no proporcionase otras alternativas diametralmente opuestas en las que la tranquilidad, el ocio sosegado, la contemplación y el descanso compartido, no fueran estímulos placenteros y reconfortantes y prueba de ello son algunos ejemplos como los paseos tempraneros por Central Park, una dilatada visión del Skyline desde el Brooklyn Heights Promenade, una lectura corta en el Walt Witman Park o incluso un reencuentro con la paz y el silencio asistiendo a la Solemne “Celebration of the Lord’s Pasión” con el “Miserere mei Deus” de Allegri o el “O vos omnes” de Casals en la Holy Family Church.
Pero esa hiperactividad de la que difícilmente queremos escapar contagia sin excepción a propios y extraños que acudimos a la Ciudad con el firme propósito de ver materializados los sueños largamente acumulados.
Así la estancia en la Ciudad se convierte indistintamente en una Película a veces de Acción, a veces Romántica, otras de Aventuras, cuyo argumento vamos hilvanando de principio a fin y cuyo desenlace incierto nos viene como un valor añadido que nunca nos deja indiferentes, pero siendo siempre un extraordinario documental donde la cultura, la moda y el arte lideran las preferencias de los ávidos consumidores de nuevas sensaciones.
Las Galerías de Arte Alternativo del West Village, las tiendas de Moda, Mobiliario o Iluminación de vanguardia del SOHO tienen el máximo exponente en el recientemente inaugurado New Museum of Contemporary Art en el vecino Nolita, sin olvidar la gran vaca sagrada de lo alternativo y transgresor que es la Bienal en el Whitney Museum of American Art, edificio de Marcel Breuer e icono de hormigón de la Madison Avenue, así como el sugerente y sutil The Naguchi Museum con su jardín de esculturas en Queens.
Manhattan es casi una Isla cuyo perímetro está dibujado por interminables puertos, de esta forma el estuario marino que forma el río Hudson es una presencia constante en la vida de los habitantes de la Gran Manzana. Una de las mejores participaciones de esta presencia marítima es volar por encima de ella sin dejar de pisar tierra firme el paseo caminando de Sur a Norte por el Puente de Brooklyn, dejando atrás el elegante y cinematográfico barrio de Brooklyin Heights y visionando paso a paso sobre las traviesas de madera de teka y a través de sus 1.000 metros de longitud las espectaculares panorámicas de la ciudad.
Manhattan es casi una Isla cuyo perímetro está dibujado por interminables puertos, de esta forma el estuario marino que forma el río Hudson es una presencia constante en la vida de los habitantes de la Gran Manzana. Una de las mejores participaciones de esta presencia marítima es volar por encima de ella sin dejar de pisar tierra firme el paseo caminando de Sur a Norte por el Puente de Brooklyn, dejando atrás el elegante y cinematográfico barrio de Brooklyin Heights y visionando paso a paso sobre las traviesas de madera de teka y a través de sus 1.000 metros de longitud las espectaculares panorámicas de la ciudad.
...Suenan los primeros acordes de la “overtura” de La Traviata, el Metropolitan Opera es una perfecta caja de resonancia, la batuta de Marco Armiliato marca el compás en el interior de nuestro corazón y con los ojos cerrados la seguimos, dejándonos llevar ante una de las mas hermosas piezas líricas verdianas, el resto de la ópera se sucede como un suspiro, todo ello arropado por la escenografía del siempre excedido y barroco Zeffirelli.
En el Daryl Roth Theatre, antes de poder pensar, sientes el riesgo emocional, visceral, se rompen todas las barreras de comunicación convencionales y se participa de una secuencial serie de colisiones rítmicas y musicales, una fiesta para los sentidos, (..pagana?)
una fiesta constante de ingravidad, la Obra de Diqui James “Fuerza Bruta” te estalla en todo el cuerpo en transito permanente en una ceremonia socio-cultural sin precedentes.
que agradable debe ser conocer una ciudad a tu lado, si solo con tu descripcion la haces sentir de una manera tan intensa. violeta
ResponderEliminarquerido amigo: qué maravilla de post. Viajar y conocer Nueva York a través de este relato, hace casi innecesario que gaste en pasajes... pero claro!!! todo lo que tú cuentas da ganas de conocerlo y vivirlo a través de nuestros propios sentidos. No dudo, que debe ser tal cual, porque tu exquisita sensibilidad y tu excelente manera de expresarlo así me lo hacen saber. Me alegro que hayas disfrutado tan intensamente de un sueño que se te hizo realidad y por supuesto, me alegra que lo compartas con nosotros. un beso y un abrazo.
ResponderEliminarVioleta y Casandra:
ResponderEliminarLa próxima vez, muy a gusto las llevo conmigo,
Un abrazo