Este jueves, relato: Bajo el influjo de INSOMNIA
Insomne me deslizo
hacia un lateral de la cama y, apoyando los pies en el tibio parquet, me incorporo lentamente. Mi madrugada, se dibuja en
mi subconsciente, paseándome en la penumbra que cubre el recorrido hasta el
balcón. Mi primera visión se detiene ante un espantapájaros, vestido con mi
ropa de ayer. Lo intuyo en la oscuridad de la habitación, acaricio sus hombros
que reflejan las luces que se cuelan desde el exterior. Erecto, suficiente,
ordenado, arriba esto y debajo lo otro.
El extraño maniquí, al que siempre le ha
faltado el sombrero de paja, me saluda ausente, descabezado, parco en palabras.
Lo suyo no es la interlocución. Solamente una vez, en un alarde de locuacidad me
confesó que su fuerte era vigilar mi sueño, o mi desvelo, que también los hay.
El objeto no tenía nombre, en el onírico
mundo de mi existencia a medias no hacía falta, sólo vigilaba. Su sexto sentido era
suficiente para identificar y señalar cada uno de los misterios de aquel
rosario en blanco y negro que guiaba mi insomnio.
Suena el despertador, son las siete y, como
cada mañana, deslizo mi cuerpo hacia el lateral de la cama y apoyando los pies
en el tibio parquet me incorporo y, misteriosamente, tropiezo con el galán de noche que dejé al acostarme en
el otro extremo de la habitación.
Estupendo relato que nos deja asomar a tu rico mundo interior que, seguramente, aflorará sin filtros durante esas noches de insomnio.
ResponderEliminarVengo escasa de tiempo esta semana, tengo visitas en casa y eso me reduce mi inspiración. intentaré, si puedo, participar y leer a todos los jueveros 'insomnes"de esta semana.
Un fuerte abrazo
Una interesante mezcla entre insomnio y sonambulismo.
ResponderEliminarUn relato inquietante! Como un cuerpo que se desdobla y deambula entre el sueño y la vigilia, cuidándose en ambas fases uno del otro.
ResponderEliminarUn abrazo.
Querido Alfredo,
ResponderEliminarPrimero, sobre la foto: impactante, genial, rotunda. Segundo, sobre tu relato, me ha gustado mucho cómo te mueves en ese momento del levantarse, entre ese estado de semidespierto y semidormido, ese diálogo sin palabras con el objeto personificado que es el galán de noche. Precisas,las justas, tus palabras,como siempre. Y, sin embargo, diciendo lo mínimo, llenas el texto de mundos. Recordé el galán de noche de mi exmarido, que no me gustaba. Un guiño, una sonrisa, un beso.
Por si la moscas, intentar, a partir de hoy, congeniar con mi galán de noche y agradecerle esa desinteresada vigilancia. Últimamente, solo me dirijo a él y no en muy buen tono, cuando deja caer alguna moneda de sus bien colocados pantalones.
ResponderEliminarBrillante entrada.
Un abrazo.
Hay veces, que eso que creemos sueños tienen algo de realidad, como el maniquí de tu historia.
ResponderEliminarUn abrazo
Extraña relación en estado de semiconsciencia con ese espantapájaros sin cabeza que resultó ser el galán de noche. Extraño igualmente ese desplazamiento del mismo que me lleva a pensar en un sonambulismo de tu protagonista.
ResponderEliminarComo siempre, un placer leerte Alfredo.
Gracias por participar en mi convocatoria.
Un fuerte abrazo.
Es que a veces la linea del insomnio y el semisueño es tan difusa...Un excelente relato, besos.
ResponderEliminarMenos mal que yo no tengo galán de noche en mi habitación porque si me despierto y me lo encuentro al lado de mi cama me muero del susto. Inquietante y misterioso.Yo lo sacaría de la habitación...
ResponderEliminarUn beso
Un paseo en la noche desde el insomnio y sonambulismo, me ha encantado tu relato.
ResponderEliminarUn beso.
Un paseo en la noche desde el insomnio y sonambulismo, me ha encantado tu relato.
ResponderEliminarUn beso.
Ya de por si me dan miedo los espantapajaros como para que me quiten el sueño, fíjate que si me van a salir en sueños ya no duermo..es que la verdad, tienen algo de diabólico..Miedo me ha dado tu relato..sacaré el "galám" como le dicen ustedes del cuarto..bss
ResponderEliminarSi algo no tendría en mi habitación sería un espantapájaros o maniquí que se llame... no que me asusten particularmente, pero por qué arriesgarme?!
ResponderEliminarUn beso.
Las pisadas en el parquet se confunden con los pasos del otro YO que deambula entre el sueño y la vigilia. Inquietante, si.
ResponderEliminarBesos