Este jueves, relato: Una de fantasmas.
Las paredes del cielo estaban desnudas, él corría de una a otra sin
dejar rastro. No tenía cuerpo. No tenía sombra, por no tener no tenía ni
nombre. Sólo un apodo, un alias por el que nadie le conocía: "El
Fantasma". Era como una nube transparente que rebotaba en las cuatro
paredes de esa esfera cristalina que llaman Universo.
Su año, que no el nuestro, tenía solo
ciento ochenta y dos días y todos eran sábado. Un día al año, justo a las doce
de la noche, cuando acababa un sábado y empezaba el siguiente bajaba a la
tierra para hacer lo único en lo que era un experto: ¡Asustar... mortalmente!
Antes de
ser un nimbo sin dimensiones, era humano, con toda la carga de defectos y
malformaciones que ello supone. Recuerda épocas gloriosas en ese erial
lacrimógeno en el que se había convertido su odiado y, a la vez, añorado planeta.
Personas de todo tipo,
edad y pelaje pueblan los cementerios por su singular y cruel extravagancia de asustar sin piedad a unos y otros en la oscuridad de la noche cerrada.
Hoy es sábado, ese, el del viaje astral.
Ese que una vez cada ciento ochenta y dos noches, su espíritu se viste con una
sábana blanca y como un rayo asesino se dirige al distrito que le vio nacer,
matar y morir.
Mola eso de que todos los días del año de fantasma sean sábados... ¡qué gozada!
ResponderEliminarGenial Alfredo: No tengo palabras. Has confecionaado unas metáforas increibles. Idílicas.
ResponderEliminarUn
fuerte abrazo y gracias por compartir.
¿Se murió y se quedó el aura en la Tierra?
ResponderEliminarQué chulo, me gustó.
Eres bueno.
Ciento ochenta y dos noches... Casi cada 6 meses... Es curioso ese dato y que me hace pensar un poco.
ResponderEliminarMagnífico relato para ese fantasma tan "especial".
Un beso enorme. Te veo en breve.
Un fantasma muy peculiar este... con años cortos para así cumplir muchos, porque 183 días exactamente?...
ResponderEliminarBesines... Me ha gustado mucho Alfredo!!
Pues ya me esta gustando esto de ser fantasma si es como dices...total? así dejaremos se ser solo seres imperfectos...debe ser divertido ir por ahí con solo una sabana en el cuerpo ejejjeje...besos
ResponderEliminarSii vaya que me parece extraño que todos los días del año sean sabado ja esta bien para ser un humano pero no un fantasma... jajaja... excelente relato me a encantado
ResponderEliminarY bueno después de ser humano y pasar a fantasma creo le fue mejor. Son solo 182 días y todos sábados! Quizá un poco cansón darle a la misma rutina, asustar y asustar, aunque el planeta que dejo sea más estresante. Buen relato.
ResponderEliminarBeso
Un fantasma que parece haberse quedado enclavado entre dos mundos o realidades. Parecería casi un duende juguetón de sábados de parranda si no fuera porque en su ciclo parece estar enclavado el estigma no solo de morir, también de matar.
ResponderEliminarUn abrazo
Tal vez esté condenado por una fuerza superior a la suya a hacer precisamente eso en lo que es tan experto, asustar mortalmente. Tal vez no disfrute con ese oficio tan cruel. Me gustaría pensar que en su ánima fantasmal está el ser un fantasma algo más amable.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Me ha fascinado tu originalidad al tratar el tema con un tono humorístico y un final tan devastador! Enhorabuena y muchas gracias por participar.
ResponderEliminarUn beso
Pues que miedo, espero no encontrármelo nunca.
ResponderEliminarTu relato provoca verdadero pánico.
Un abrazo
Un fantasma de los de verdad de los que asustan, suerte que solo trabajalos sabados, besos.
ResponderEliminarUn año lleno de sábados y sólo uno de ellos para hacer el mal.... Estaré pendiente, hoy, no sea que....
ResponderEliminarUn beso
Muy original el tratamiento y con mucha fuerza en cada una de las palabras...enhorabuena
ResponderEliminarUn saludo
Estupendo Alfredo, y deja pensando... mucho.
ResponderEliminarUn beso.
Me gusta haberte encontrado abrazo desde el otro lado
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