Este jueves, relato: Miedos infantiles.
Está arriba del armario. Se asoma detrás de una vieja maleta de esas de cartón-tela
con rayas marrones.
Es grande, feo, gris, oscuro..., muy oscuro. Se confunde
con la negrura de la noche y su sombra se pasea acompañando el reflejo que,
cada vez que pasa un coche por la calle, su destello ilumina la pared frontal.
Tiene que ser malo, con esa pinta y escondido, no augura nada bueno. Desaparece cuando enciendo la luz, obvio, no quiere delatarse. Eso me obliga a dormir,
cada noche y desde niño, con la luz encendida. Sigue allí en lo alto, escondido
tras la maleta. Lo adivino, lo intuyo. A oscuras, situación que trato de evitar
a toda costa, huele a rancio, a viejo, a podrido.
Hoy con 68 años sigo durmiendo con la luz
encendida, porque cuando la apago su sombra sale de detrás de la vieja maleta y
su olor es insoportable.
Qué buen relato! Un miedo que nos acosa toda la vida, seguramente porque está dentro nuestro en lugar de afuera. Menos mal que la luz encendida logra disiparlo. Un abrazo.
ResponderEliminarUn miedo persistente, de los que no se desanece.
ResponderEliminarMagnífico...un relato de sombras que no se desvanecen...En una segunda entrega quizás podrías asomarte encima del armario...
ResponderEliminarUn abrazo
Los miedos infantiles, por desgracia, a veces nos acompañan hasta el final de nuestros días.
ResponderEliminarUn abrazo
Habría que tirar esa vieja maleta! jejej... impecable relato. Un fuerte abrazo
ResponderEliminarSituación digna de una película de terror. En que habría un personaje que diría que atrás no hay nada, queriendo demostrarlo sacando la valija. Lo que sería su último acto.
ResponderEliminarBien contado.
Buf, la verdad es que me ha estremecido tu relato. Menos mal que mis armarios son todos empotrados y no se puede poner nada encima...todas las noches me aseguro de que las puertas están completamente cerradas, no puedo dormir con una puerta de armario abierta. Cuando era niña, en casa de mi abuela también había maletas encima del armario...alguna vez vi algo como lo que tú describes...Qué miedo!
ResponderEliminarMuchas gracias por participar Alfredo!
Un beso
Seria cuestión de mover la maleta a otro lado..digo yo,,,quizás lo que se encuentre es algún animal muerto...Pero claro que si se mueve, se acaba la historia..mejor asi...porque te quedó genial...besos
ResponderEliminarJolin hasta el miedo envejece y huele, esa es la sensación que me ha dejado tu relato.
ResponderEliminarUn beso.
hola alfredo: Como no ha de oler si no mueves nunca la maleta!!!
ResponderEliminarAños y años sobre el armario debe de estar más podrida. Será que el tienes miedo a las humedads y las polillas. Seguro!!! Decídete hombre, súbete a una escalera y limpia el polvo!!! (con simpatía, eh?)
Un fuerte abrazo.
Tremendo relato de como un miedo puede llegar a paralizarnos de por vida. No es malo tener miedo porque el miedo es una respuesta defensiva ante un posible riesgo, lo malo es no vencerlo.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
¡Jopé! menos mal que no tengo armarios en mi casa ni maletas viejas...
ResponderEliminar¡Qué espanto!
Un beso bien grande, cara guapa.
No importa la edad cuando se tiene miedo los años no pasan.
ResponderEliminarUn beso.