Este jueves, relato: Olores. (Revisado)
Vivo en un octavo. Cada día, el ascensor acude a mi planta con la precisión de un tren de alta velocidad. La puertas se abren, invitándome a entrar a la primera sensación del día: Un penetrante aroma a café recién hecho. Pulso el botón de bajada y comienza la aventura de cada mañana: oler, planta por planta, intentando adivinar en cuál de ellas es más fuerte el olor a café. Ubicar su origen, poniéndole cara a esas manos que han mezclado, molido y filtrado, hasta conseguir ese cremoso exprés de tan exquisito aroma y sabor. El descenso es corto, y la carrera de olfatear se concentra al paso de los diferentes pisos. Podría ser Carmen la del séptimo, se levanta temprano y a estas horas lleva a la niña al colegio, seguro que vuelve para apurar el resto de su cafetera. Manuel el del sexto trabaja en casa, es informático, pero no me lo imagino trajinando en la cocina, es más de cafetería. Desestimo a la pareja del quinto, ambos trabajan en Iberia y esta semana vuelan a