Este jueves, relato: FLORES Y COLORES
¡Fucsia! Qué difícil era de pronunciar, Fuc... sia.
Los muros del huerto de Santa Rita estaban cubiertos por
enredaderas que abrazaban sus superficies encaladas de blanco. Luego, con el
tiempo, supe que esa planta trepadora se llamaba "Buganvilla" y su
color era el "fucsia".
Aquella tarde, durante unos minutos fue el tapiz sobre el que
Violeta y yo nos besamos por primera vez. Algo que debería de haber pesado toda
la vida sobre nuestras conciencias porque no sólo fue el primer beso, sino
también el primer pecado. Al día siguiente sin pasar por el confesionario
tomamos nuestra primera comunión, obviamente... ¡Sin la gracia de Dios!
Hoy, unos años después la magenta trepadora ha dejado paso a un
paramento alicatado hasta los tres metros, desde donde nace el luminoso de un
Garaje. Violeta se casó con el hijo pequeño del propietario del huerto, y yo
compuesto y sin novia, soy el mozo repartidor de una floristería que
paradójicamente se llama "La Buganvilla de Santa Rita"
Pero ya sé decir de un golpe... ¡Fucsia! Y eso que desde
entonces no he vuelto a pisar un confesionario.
Me ha encantado Alfredo!!!...tiene la fluidez de los cuentos de toda la vida...con argumento y con fondo y con ésa nota de humor que no puede faltar!!!...
ResponderEliminarGenial!!
Un besote
Muy ocurrente Alfredo. Me ha gustado mucho tu fina ironia, con al que siempre adornas tus historias y lo bién redactado que está. Un lujo. De veras, amigo
ResponderEliminar¡Qué cosas pasan! Pero bueno, así es la vida. Y tú ironía no suena a resignación... Que te quiten lo bailado.
ResponderEliminarY esa forma de llevar la historia..., tan natural, tan espontánea...
Un beso.
Perdona pero no veo como poner mi enlace en el bloc Lazos y raices de Dorotea. Me podrias ayudar? gracias
ResponderEliminarEl destino tiene un sentido del humor a veces odioso y los demás tenemos que lidiar con él.
ResponderEliminarUn saludo.
Genial, redactas una historia simple haciendola magnifica y con sentido del humor. Muy bueno.
ResponderEliminar* Gracias por tu ayuda, ya encontre por donde entrar, pero a partir de ahora lo tendre en cuenta. Besos.
Aplaudo tu relato! ...no era tan simple como se veía, y vos has sabido presentarnos un relato, a decir poco, encantador!
ResponderEliminarUn beso.
Una belleza!...tu relato ha conseguido magistralmente enlazar la consigna con un hermoso contenido, bien cuajado de este bello color. Por aquí se la conoce simplemente como Santa Rita y además del fucsia, la conocemos en su versión más oscura.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Para mi, ese color significa algo muy especial...y es que mi primera nieta, aun cuando se podían contar sus escasas palabras, un día le pregunté de que color quería la torta de su cumpleaños 2, y ella me dijo "fucsia"...quedé como se dice "anonadada" pero eran las cosas de Discovery Kid que les enseña palabras tan grandes que aprenden a decir dinosaurio antes de vaca o jirafa...lo cierto es que su torta si fue fucsia y ha sido hasta hoy el color que predomina en su vestimenta que comparte con violetas y rosados...Muy hermosa tu historia y tu relato del primer beso...por cierto, aquí donde vivo abundan mucho y se llaman Trinitarias....bsssss..
ResponderEliminarQue buen relato Alfredo, una historia que empezó y no pudo ser... pero contada de un modo tan bonito y con ese toque de gracia de lo que pudo ser y no fue pero que con eso se quedó el protagonista... con lo vivido, ironías de la vida se puede decir...
ResponderEliminarBesines...
Y ¿por qué motivo ibas a pasar por el confesionario? Repartir besos y flores no puede ser pecado. Me ha gustado mucho tu relato fucsia, Alfredo, pincelada leve para una escena eterna. Gracias por participar, un abrazo.
ResponderEliminarYo conocí a una señora que no sabía decir fucsia, le salía furcia. Al final decía rosa fuerte, jajaja.
ResponderEliminarMuy divertido. Bueno, al menos acabó como florista, que siempre es un oficio lleno de color.
ResponderEliminarUn abrazo
Tiene un toque picaresco y risueño tu relato, socarrón como diríamos por aquí.
ResponderEliminarMe gustó.
Un saludo.
¡Que ternura la conciencia del primer pecado suavizado, eso sí, por el color fucsia de la bougambilia!
ResponderEliminarme encantó
Debajo de esa Santa Rita color obispo, los besos no deben ser fáciles de olvidar, tanto, como puede ser difícil pronunciar "fucsia"...Como tampoco es de olvidar tu forma de relatar tan delicada y pícara.
ResponderEliminarun fuerte abrazo, hoy todo un picaflor con aires de poeta.