Este jueves, relato: Blanco y negro.

En mi familia cuando jugábamos al dominó, el que tenía el seis doble, además de empezar la partida, la ganaba. En mi familia siempre se han hecho trampas en los juegos de mesa. Sin embargo sacar a colación en este momento el dominó, no es necesariamente por el resultado, ni por el entretenido placer de mover y mezclar las fichas después de cada mano, ni siquiera por la obligada y asumida norma de mantenerlas en erecta verticalidad mirando al cielo. En mi familia el dominó era muy particular: lo negro era blanco y lo blanco, naturalmente, negro. La parte posterior de las fichas era de un insolente blanco hueso y la delantera, la que mostraba la numeración era negra, con los círculos en blanco. Nunca he sabido por qué, ni cómo llegó ese dominó a mi casa. Desde hace años, jugar al dominó con las fichas normales, es todo un aburrimiento. Más blancas y negras con Matices