No era candidata de nada, al menos ella no lo sabía. Pero aquella carta, desenfadada, casual, que revelaba unas intenciones nada corrientes, le otorgó de inmediato el papel de elegida. No había puesto que cubrir, pero el contenido de aquel texto acababa de crear una necesidad a la que darle forma, solidez, significado, y lo que es mejor: Futuro La magia de unos sentimientos habían obrado el milagro, no se obtiene Amor excavando en la tierra, pero si germinando con semillas aquella que mejor disposición esconde. Desde el principio, aquel escrito sangraba en cada punto, gritaba en cada coma y traspasaba el horizonte que unía el sentido y la voluntad. Era todo a la vez, un deseo fresco, una petición desinteresada, unas frases directas al corazón sobre un lecho de notas de Bolero… “Voy a perder la cabeza por tu Amor…” En ese momento y no en otro, las circunstancias le habilitaron y despertaron emociones. Puntos para un puesto sin cartera reconocida. Un sillón en medio del ...