Gloria Fuertes
Una visita a un pasado entrañable. Gloria me recibe con un desayuno de bollos con chocolate y una reflexión: A esta isla que soy, si alguien llega que se encuentre con algo es mi deseo —manantiales de versos encendidos y cascadas de paz es lo que tengo— . Subraya que nació en Madrid de madre costurera y padre portero, y me aclara por si acaso: Nací en Madrid con dos días de edad, me llevaron a un colegio muy triste donde una monja larga me tiraba pellizcos porque en las letanías me quedaba dormida. Entonces me recuerda que era una joven atractiva y aplicada. A duras penas y bajo unas carpetas de deshilachadas cintas rojas encuentra unas cartulinas amarillentas y enmohecidas donde se adivinan diplomaturas en Taquigrafía, Mecanografía, Gramática, Literatura, Higiene y Puericultura. Pero de mayor fue poeta, poeta de niños-niños y adultos-niños: Escribo como escribo, a veces deliberadamente mal, para que os llegue bien. Sus ojos, redondos y expresivos invitan a entrar con amabilidad